Autor: Patricio Meller
Fuente: El Mercurio
La enseñanza de asignaturas escolares básicas no genera automáticamente pensamiento crítico. Se dice que la misión de la escuela no es enseñar una multitud de materias, sino que el estudiante adquiera capacidad para generar pensamiento propio. «Es difícil que haya un objetivo más ambicioso que enseñar a pensar críticamente». Esta es la función esencial de un profesor (Saiz & Rivas).
¿Qué es el pensamiento crítico? Veamos lo que no es: No es actitud contestataria y de oposición sistemática. Tampoco es formación de estudiantes críticos y activistas que cuestionen la realidad social. Sí es la capacidad sistemática de comprender y evaluar las ideas y los argumentos de los otros y los propios; además, percibir relaciones fundamentales, realizar inferencias pertinentes, evaluar la evidencia y deducir conclusiones relevantes. En breve, implica dominar las ideas y poder generar juicios propios (López).
Métodos para generar pensamiento crítico: (1) La importancia de formular preguntas socráticas. La calidad de nuestro pensamiento está en la claridad de nuestras preguntas. No hacer preguntas o no poder preguntar equivale a falta de comprensión (Elder & Paul). Las preguntas se transforman y generan más preguntas y nuevas maneras de pensar. Las preguntas inspiran el pensamiento y generan conocimiento.
(2) Cuestionar todo (Elder & Paul, 2002). Cuestionar el objetivo. Cuestionar las preguntas: ¿es esta la pregunta central? Cuestionar la información, cuestionar las inferencias y conclusiones, cuestionar perspectivas y puntos de vista. ¿Existe otra perspectiva a considerar?
Cuestionar el absolutismo dogmático en que cada pregunta tiene una sola respuesta y también cuestionar el relativismo subjetivo en que todos los asuntos se reducen a materias de opinión personal.
(3) Resolución de problemas. Uso del pensamiento sistémico, viendo el todo y las partes, y la interacción entre ambos.
(4) Aprendizaje basado en proyectos. El diseño de tareas cotidianas y la solución de proyectos concretos generan motivación y conexión entre el contenido, la habilidad y el mundo real.
(5)Analizar dos aspectos antagónicos de una controversia.
Implicancia de estos métodos: El papel del profesor es más de averiguador que de transmisor de conocimientos, para lo cual debe aprender a hacer preguntas; enseñar a los estudiantes a aprender a pensar sobre los grandes problemas; favorecer el debate y el intercambio de puntos de vista; exigir respuestas elaboradas.
La enseñanza del pensamiento crítico está restringida y delimitada por el rol de los «tests». «Lo que se testea se enseña, y lo que no se testea no se enseña». Los tests y las evaluaciones cumplen el rol de establecer los estándares y las prioridades de la enseñanza. Pero, los tests estandarizados actuales (Simce y PSU) requieren que los estudiantes reproduzcan o reconozcan fragmentos aislados de información. Rara vez se le pide al estudiante que demuestre competencias o habilidades como pensamiento crítico. Por ejemplo, solamente el 2% de los ítems de los tests de matemáticas y solo el 21% de los ítems de los tests de humanidades requieren habilidades como capacidad de análisis y explicación de ideas (Linda Darling).
Los tests de alternativas múltiples proporcionan respuestas breves con poca información útil respecto de cómo piensan y aprenden los estudiantes.
El propósito de la evaluación es ayudarles a los estudiantes a mejorar y aprender a elaborar estrategias de aprendizaje. Es parte del proceso de «aprender a aprender». La evaluación tiene que proporcionar información de lo que sabe el estudiante, lo que piensa y por qué piensa como piensa, y, además, cómo es su proceso de aprendizaje.
En breve, la evaluación ayuda a los profesores a entender el proceso de aprendizaje y modo de pensamiento de los estudiantes, y ayuda a estos a comprender cómo revisar y mejorar lo que hacen.
Se ha sugerido usar tests con problemas que no estén bien estructurados, sin que haya una estrategia clara de solución y que pueda haber más de una solución correcta, o varias vías para llegar a la solución. Esto permite que los estudiantes decidan cuál es la información relevante a usar para resolver el problema. Tareas y preguntas abiertas proporcionan más información de lo que piensan los estudiantes, e información más útil de cómo orientar la docencia y el aprendizaje.
Además, corresponden al tipo de problemas existentes en el mundo real; estos no están estructurados y no se presentan con alternativas múltiples y soluciones únicas. Para resolverlos se requiere tener pensamiento crítico.