Lucas Sierra y Francisco Díaz analizan el continuo proceso de desarraigo de su base social y debilidad institucional que han vivido los partidos en nuestro país. Hay que revertirlo para consolidar la democracia y evitar populismos o caudillismos, dicen.
¿Por qué se ha producido un divorcio entre la ciudadanía y los partidos políticos? ¿Cómo y por qué caen los partidos e instituciones políticas a los últimos lugares en la escala de confianza y simpatía ciudadana? El dato que entregaban algunos cientistas políticos desde hace una década adquirió ahora notoriedad. Detrás de la aparente estabilidad del sistema de partidos que se apreciaba en Chile entre los años 1990 y 2000 existía un lento, pero continuo, proceso de desarraigo de estas organizaciones de la base social, con la consiguiente deslegitimación ante los ojos de la ciudadanía y creciente apatía electoral.
Chile ha vivido un acelerado proceso de modernización en las últimas tres décadas, marcado en sus inicios por el trauma de una dictadura que proscribió toda actividad político-partidista. Este proceso, que tiene al país hoy a las puertas de alcanzar niveles de ingresos propios de economías desarrolladas, ha acarreado significativos cambios en casi todos los ámbitos sociales, incluyendo, por cierto, la política. Las causas del actual descrédito de los partidos políticos y, en general, la crisis de representatividad de nuestra democracia, tienen raíces en dicho proceso. Sin embargo, no es menos cierto que este proceso ha evolucionado en un contexto institucional y regulatorio que no ha ayudado a impedir las malas prácticas de los partidos ni el consiguiente desprestigio.
La ciudadanía hoy demanda estándares mucho más altos en materia de transparencia, participación y eficacia, mientras que los actuales partidos políticos chilenos parecen alejarse de aquellos ideales. Pero, como indica la experiencia comparada, es posible adoptar algunas medidas para alcanzar dichos estándares en la política.
Es urgente impulsar reformas constitucionales y legislativas que puedan promover mejores prácticas al interior de los partidos y una mejor representatividad en el Congreso. En revista Mensaje reseñamos algunas de aquellas, consideradas especialmente significativas.
Crisis de representación y reforma política en Chile – Arturo Valenzuela
Financiamiento de la Política en Chile: Campañas Electorales 2009-2010 – Claudio A. Agostini
¿Notas para una autopsia? Los partidos políticos en el Chile actual – Juan Pablo Luna y Fernando Rossenblat
Reforma a los partidos políticos mediante regulación legal – Richard S. Katz
Fortalecer el financiamiento ciudadano de la política – Salvador Valdés
Propuestas de Reforma a los Partidos Políticos Chilenos – Francisco J. Díaz y Lucas Sierra
Presentación informe
Fuente: Revista Mensaje