El nuevo director ejecutivo de Cieplan habla sobre la desaceleración de la economía chilena, las reformas impulsadas por el gobierno y los desafíos del país.
Por coincidencia o por genética, los Piñera siempre hacen o dicen algo que, de alguna manera, descoloca. Lo tiene Miguel, lo tiene Sebastián, lo tiene José y lo tiene también Pablo. El «Polo», por ejemplo -el concertacionista de la familia-, no saluda con un apretón de mano. En vez de eso, te pasa la muñeca y aprieta la tuya con su palma gruesa.
Dice Pablo que es una incipiente artritis la que lo anda molestando. Y por eso esquiva la posibilidad de que alguien se pase de entusiasta y le reviente los dedos de dolor, sobre todo ahora que lo felicitan tanto por su reciente nombramiento como director ejecutivo de Cieplan.
Desde este nuevo escritorio, al que aterrizó después de sobrevivir a dos gobiernos en la gerencia general de BancoEstado -el primero de Bachelet y el de su hermano-, mira la situación económica que Chile comienza a enfrentar. La política prefiere esquivarla, pero no lo logra del todo: «hay que escuchar a los ex Presidentes», plantea, cerrando una semana de Piñera y Lagos criticando a Bachelet.
-¿Cómo ve el proceso de desaceleración de la economía chilena?
-Efectivamente, estamos viendo una tasa de crecimiento menor a la esperada, donde hay factores externos e internos. De alguna forma se subestimó el impacto de las expectativas por la reforma tributaria, y nos guste o no, es un hecho real.
-¿El gobierno no supo calibrar ese golpe o el empresariado sobrerreaccionó?
-Obviamente, al empresario nunca le ha gustado que le suban los impuestos. Cada vez que en Chile se ha intentado subir los impuestos, el sector privado ha reclamado. Pero en esta oportunidad hay una reforma muy profunda, con un diseño inicial no muy adecuado y cuyo proyecto original hacía muy difícil implementarla. Eso generó mucha inquietud, pero el Gobierno y el ministro de Hacienda tuvieron la capacidad de ver los hechos y modificar sustancialmente la reforma original, que ha sido consensuada y que tendrá un impacto positivo en las expectativas, comparado con lo que había en el proyecto original.
También creo importante que el ministro lograra que la cifra de recaudación de US$8.300 millones fuera aceptada por todos, lo que cinco o 10 años atrás hubiera sido muy difícil.
La lección es que siempre es bueno conversar más los proyectos y buscar puntos de acuerdo con gente que piense igual o distinto a nosotros.
-¿La desaceleración es responsabilidad de este gobierno o del anterior?
-No voy a entrar en esa dinámica. Lo que importa son los hechos como están y cómo enfrentarlos. La economía mundial está en declive por el fin del ciclo de los precios tan altos de los commodities , y eso afectó a la economía chilena.
-¿Cómo se revierte la situación?
-Hoy es importante que el equipo económico del Gobierno haya buscado consenso en las reformas y haya llegado a ciertos acuerdos, lo que siempre implica ceder. Es bueno que se haya mantenido la cifra de recaudación de la reforma tributaria. Hoy es necesario impulsar fuertemente la agenda de crecimiento y productividad, y buscar los mecanismos de política monetaria y fiscal que le permitan al país un mayor nivel de crecimiento.
Hay muchas cosas que se pueden hacer, pero no creer que hay que partir de cero. Un tema central es mejorar la calidad de la educación en Chile. Cuando un gobierno tiene cuatro años, debe ponerse tres o cuatro objetivos centrales. Si se pone demasiados, dado lo corto del período presidencial, se hace muy difícil cumplirlo. Y creo que haber elegido la educación como eje central es importante.
-¿Este gobierno se puso demasiados objetivos?
-Se puso muchos y muy importantes, que quizás el país los requiere, pero lo trascendental es priorizar, y hoy vemos eso. Ya se dejó para el próximo año la reforma constitucional, se está postergando la de los sistemas de pensiones y de salud, y eso es importante. Quien mucho abarca, poco aprieta.
-Tras la reunión con el ministro Arenas, los empresarios dijeron que quería reunirse con la Presidenta. ¿Hay una crítica a su gestión?
-No tengo opinión sobre eso. El interlocutor del empresariado debe ser siempre el ministro de Hacienda, pero cada uno puede pedir lo que estime conveniente.
En el último tiempo, el ministro Arenas ha hecho gestiones muy positivas para buscar la confianza del sector privado. Porque nos guste o no, gran parte de la inversión en Chile es privada. Entonces, estos encuentros entre el ministro y los empresarios son positivos para mejorar la tasa de crecimiento.
-Pero, ¿partió mal?
-Yo no compartí la reforma tributaria que se mandó inicialmente al Congreso.
-El ex presidente de la CPC José Antonio Guzmán dijo que Arenas estaba haciendo una labor «deplorable». ¿Lo comparte?
-No. Ellos partieron con mucho voluntarismo, y la realidad mostró que siempre hay que tener en cuenta el impacto en las expectativas cuando se toman medidas como la reforma tributaria.
Tan así fue, que después el ministro estuvo dispuesto a negociarla, a abrirse a otros sectores y a hacer cambios bastante significativos.
-¿Qué rol deben jugar los empresarios para reactivar la economía?
-Las directrices las tiene que dar el Gobierno, para que la gente invierta. Pero el sector privado tiene que entender que el país ha cambiado y que hay una mayor demanda de equidad y de respeto por los derechos de los consumidores.
«Es legítimo que Sebastián opine»
-¿Qué opina de las críticas de su hermano y de Ricardo Lagos al actual gobierno?
-Es legítimo que los ex Presidentes planteen sus puntos de vista, y hay que escucharlos. Es gente con mucha experiencia. En los últimos días hemos visto a tres ex Presidentes dando opiniones sobre temas distintos, y mientras contribuyan al debate, me parece positivo que lo hagan.
-¿Corresponde que opinen sobre sus sucesores? En Chile no se usaba…
-Es bueno que pongan su experiencia al servicio del país. Es bueno que los ex Presidentes den su opinión como lo han hecho siempre, con gran altura de miras.
-De su hermano se dijo que hablaba más como candidato. ¿Qué le pareció la respuesta que dio el Gobierno a sus críticas? Fue diferente a la reacción que tuvieron con Lagos.
-Cuando un ex Presidente da su opinión y uno no está de acuerdo con ellas, hay que dar argumentos y no descalificarlo.
-Se comentó su supuesta incapacidad de mantenerse al margen, ¿era igual cuando chico?
-Hace muchos años que fuimos chicos, así es que no me acuerdo ya. Pero pienso que los comentarios los ha hecho porque cree que así está contribuyendo al país, por eso es legítimo que lo haga.
Caso Penta: «No pondría las manos al fuego ni siquiera por mí»
-¿Qué opina del caso Penta? Su hermano es muy amigo de Carlos Alberto Délano.
-No tengo muchos antecedentes sobre ese caso en particular.
Hay un proceso en trámite, esperemos a que se termine.
-¿Es amigo suyo también?
-Sí, por supuesto que soy amigo del «Choclo», pero no he hablado del tema con él.
-¿Pondría las manos al fuego por su amigo?
-A esta edad, no pondría las manos al fuego ni siquiera por mí mismo.
Fuente: Pablo Tapia – La Segunda
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