Desde el retorno a la democracia, la descentralización ha figurado como una de las principales prioridades declaradas por todos los sectores políticos. Esto se ha expresado en varias reformas legales y en un volumen creciente de recursos y responsabilidades administradas a nivel subnacional. No obstante los avances logrados y la ausencia de crisis como las que han marcado la gestión subnacional en otros países de la región, el proceso de descentralización en Chile se ha visto marcado por notorias señales de desconfianza hacia la gestión local y regional, alimentadas por casos de clientelismo político y por las limitadas capacidades administrativas de muchos municipios y gobiernos regionales. Esto se ha traducido en la presencia de instrumentos ambiguos de descentralización y periódicas tensiones entre el nivel central y la administración local y regional.
No obstante, el traspaso de recursos o autoridad no agota un proceso de descentralización. El volumen de dichos traspasos, de hecho, no es un indicador suficiente del éxito de un proceso de descentralización. Al menos desde un punto de vista económico, la descentralización tiene que ver con la eficiencia en la asignación y uso de los recursos públicos. Este estudio aborda el proceso de descentralización en Chile desde esta perspectiva.
En particular, en este estudio se sostiene que los procesos de descentralización pueden entenderse económicamente desde dos enfoques alternativos: el de la elección pública local y el de la relación principal-agente.