El investigador de Cieplan participó en un conversatorio para conmemorar los 80 años de vida de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, junto al presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, Hermann von Mühlenbrock y el decano de la institución, Manuel Agosin.

Marfán hizo un análisis de las expectativas de crecimiento y desarrollo para Chile, considerando los grandes temas que han puesto al país en una encrucijada sobre su futuro. A continuación les presentamos un resumen de algunas de las ideas que el economista planteó en el evento.

El viejo desafío del crecimiento

Es muy notorio que en la última década la tasa de crecimiento ha estado por debajo del 5%. El último Informe de Política Monetaria del Banco Central hace un punto corrigiendo a la baja el PIB tendencial en Chile, que es una corrección estructural. Eso nos plantea un desafío respecto al crecimiento.

Los altos niveles de crecimiento en años pasados se explican, entre varios factores, por el aumento de la tasa de ahorro nacional en Chile. Esto es parte del secreto del éxito. Eso ha permitido tener más inversión sin tantas vulnerabilidades de balanza de pago, de tipo de cambio y de otro tipo.

Significa que hay una sociedad que apuesta por una mayor cantidad de recursos al futuro, más que la discusión del corto plazo y del presente.

Ha habido un ahorro de entre el 20 y el 25% en las últimas décadas. Pero ahora, la proyección del Banco Central para el próximo año es que bajaría del 20%. Y yo creo que ese es otro desafío, porque es un ingrediente principal para asegurar crecimiento estable en el mediano y largo plazo.

No hay economías que hayan dado un salto al desarrollo sin integrarse crecientemente a la economía mundial. Un fenómeno que también se ha alertagado desde un tiempo a esta parte.

La productividad

En 1987 este país no era capaz de dar empleos que permitieran vivir de manera digna. Sobraba gente desde un punto de vista estrictamente económico.

Cuando un país está en esa situación, se transforma en un país de emigrantes, con baja tasa de participación femenina, una agricultura sobrepoblada y/o un amplio sector informal.

Cuando ocurre el proceso inverso, el sector informal es reemplazado por retail, la tasa de participación femenina crece fuertemente. Poco a poco comienza a aparecer el fenómeno de la escasez de mano de obra. Y la escasez de mano de obra es una buena noticia. No hay nada como la escasez para mejorar el status de alguien. Cuando sobra gente ocurren casos de matonaje patronal. Pero esa misma actitud es mucho más cara cuando los trabajadores son escasos.

Hoy día el problema es otro. Cuando los países han sido exitosos y entran en una nueva fase, comienzan a repensar su forma de crecimiento. Eso fue lo que hizo China, Corea, Japón y otros.

En este contexto la productividad pasa a ser un elemento esencial. Y ahí entran los desafíos de adaptación tecnológica, de investigación y desarrollo para resolver cuellos de botella que están en el sector productivo.

En eso Chile está muy atrasado, pero no respecto de la OCDE. Está atrasado respecto del resto de América Latina.

En el medio de un ciclo schumpeteriano

Hay un diagnóstico cada vez más compartido en el mundo de que estamos en el medio de un ciclo schumpeteriano, de un ciclo que está marcado por la revolución tecnológica en materia de información y de las comunicaciones.

Esto está produciendo cambios profundos. Es como cuando pasamos de las carretas a la producción en serie de automóviles. Es un cambio de esa naturaleza. Y los países se están adaptando con instituciones sólidas y enfocados en la eficacia de sus recursos.

Tengo una sensación de encrucijada. De que si uno toma el camino correcto seremos capaces de dar el salto hacia el desarrollo. Pero también está el otro camino de no preocuparse de estos temas. Algunos creen que es mejor repartir lo que ya existe. Jugar al Robin Hood. A mi me parece que los países que tomaron esa decisión, y Argentina es un buen ejemplo, se quedaron ahí.

Eso es un pésimo favor que les estamos haciendo a los más jóvenes y a los hijos de los más jóvenes. Uno nunca debería dejar de aspirar a que nuestros hijos sean mejores que nosotros y que nuestros hijos tengan más oportunidades que nosotros y que nuestros hijos no sufran las discriminaciones que sufrimos nosotros.

Pero tengo la impresión que no son estos los temas que se discuten habitualmente en Chile.


Fuente: Cieplan


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