Un artículo del diario La Segunda recoge algunos puntos del nuevo libro de Patricio Meller.

Tras su afirmación de que focalizar el problema de las universidades en el lucro desvía el debate de los asuntos de fondo -elevados aranceles, calidad y endeudamiento-, el ingeniero y doctor en Economía, Patricio Meller, presenta en su libro «Universitarios, ¡el problema no es el lucro, es el mercado!» cifras que dan cuenta de una serie de «récords» que bate el sistema chileno. Entre los más destacados se cuentan:

-El costo de las universidades chilenas es el más alto del mundo: 41% PIB/per cápita.

-El aumento de los aranceles es muy elevado: 60% sobre UF en doce años.

-Un hijo universitario implica un gasto superior al 40% del ingreso familiar de los tres menores quintiles de ingresos.

-El gasto público chileno en educación superior es 0,5% del PIB, el menor del mundo.

-Los universitarios chilenos tienen el mayor endeudamiento de todos los países: la relación deuda total (vinculada al financiamiento del costo de la universidad) respecto del ingreso anual como profesional es 174%.

Al profundizar en su análisis sobre los aranceles, el economista de Cieplan señala que entre 1997 y 2009 el nivel promedio de los aranceles universitarios creció el términos reales casi 60% en todo tipo de universidades: privadas y estatales, en Santiago y en regiones. Incluso hay carreras en los que el costo se ha más que duplicado, como Odontología (150%) y Medicina (120%).

Luego, afirma que si se toma en cuenta que el ingreso promedio de una familia del decil 6 -unos $ 700 mil mensuales-, un arancel promedio de $ 280 mil representa el 40% de su ingreso mensual.
Además añade que Chile es el país con menor gasto público en educación superior: «Por cada peso que aporta el Estado a la educación universitaria, los jóvenes y sus familias tienen que aportar cinco pesos. En cambio en Estados Unidos, Japón y Perú las familias aportan dos dólares por cada dólar de aporte público».

Meller -presidente de la Comisión de Equidad durante el gobierno de Bachelet-no está, en todo caso, de acuerdo en el planteamiento de educación gratuita para todos. Sostiene que hay dos objeciones serias: el costo sería cercano a US$3.400 millones, «simplemente no es financiable», y dos, «si hay jóvenes cuyas familias pueden pagar el costo de las universidades, entonces ¿por qué debería hacerlo el resto de la sociedad? Esto sería obviamente una redistribución regresiva».

En cuanto a las becas y créditos, el autor dice que sólo 40 mil jóvenes de los dos quintiles de menores ingresos son beneficiarios de becas -«incluso hay más jóvenes becados del quintil superior que del inferior»-, en tanto, que alrededor del 60% de los estudiantes de los tres quintiles de menores ingresos está endeudado.

Fuente: La Segunda

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