El investigador de Cieplan se refirió a su publicación «¿Cuán preparados estamos para la próxima crisis de la economía internacional?», publicado por el Programa Cieplan-UTalca.
José Pablo Arellano tiene una inquietud. El deterioro del escenario internacional, en medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, tiene a este economista investigando los impactos que aquello podría tener en una economía abierta como la chilena.
El análisis respectivo lo plasmó en el documento «¿Cuán preparados estamos para la próxima crisis de la economía internacional?» (Programa Cieplan-UTalca), donde comparó la situación actual con la que teníamos previo a la crisis asiática a la crisis financiera internacional.
El economista señala que hay varios factores en los que el país está mejor respecto a ocasiones previas, enfatizando el esquema de flotación cambiaria «que ofrece mayor flexibilidad e impulsa una mayor y mejor respuesta en la producción y el consumo ante un deterioro en las condiciones externas».
Sin embargo, señaló que Chile está más frágil (respecto de 1997 y 2008) en materia fiscal y en el potencial de crecimiento. En lo fiscal, señaló, «este año vamos a completar siete años con déficit y, por tanto, aumento de la deuda pública. Lo peor es que esta situación no se revierte en los próximos años».
Además, se refirió a la COP25, donde llamó a apoyar y sumarse al foro: «Varios estudios sitúan a Chile entre los países altamente vulnerables al calentamiento global. Somos un país pequeño, nuestra fuerza está en lo que logremos hacer con otros. Por otro lado, desde el punto de vista económico estamos viendo su impacto negativo, pero hay una oportunidad: si logramos destacarnos por nuestro manejo ambientalmente sostenible, eso le dará un sello de calidad a nuestras exportaciones. Si no, será una marca negativa. La COP25 es un desafío y una oportunidad a la cual todos debemos contribuir».
En cuanto a los proyectos que buscan reducir la jornada laboral, Arellano señaló que lo que debiera priorizarse es la búsqueda de soluciones a los empleos que podrían perderse por el escenario internacional y cómo se favorece la inversión para compensar un panorama externo amenazante. «¿Cómo adecuamos nuestro sistema de capacitación a esta nueva realidad de transformación digital, inteligencia artificial y automatización? Esa pregunta debiera ser un tema prioritario en la agenda pero el debate por la jornada laboral no permite poner atención a los temas realmente urgentes«.