Revisa en detalle la entrevista realizada a José Pablo Arellano, investigador de Cieplan, quien a través de su nueva publicación «Para mejorar las pensiones: aportes al debate» entrega una propuesta para mejorar el actual sistema de pensiones.

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Aunque está en el equipo programático de la candidata Carolina Goic, esta propuesta no tiene apellido. Pretende que sea «un aporte» al debate, y que no compromete «más que a su autor», dice José Pablo Arellano, economista y ex ministro del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en su clásica oficina de Cieplan. También la ve como una ayuda al ministro Rodrigo Valdés, porque, aunque no concuerda con parte de sus propuestas, valora el esfuerzo que ha hecho de buscar acuerdos.

A un día de la junta DC, como antiguo y refichado militante DC, el ex ministro y ex director de Presupuestos fue de los que apoyaron desde el comienzo la decisión de llevar a su candidata directamente a primera vuelta sin pasar por primarias. «Es una oportunidad para la Democracia Cristiana de mostrar su identidad, de convocar a quienes no se sienten interpretados, ni por posturas de las retroexcavadoras, ni por mantener el statu quo . Esas son las que convocan a la clase media y a la gran mayoría del país, que entienden que el país se construye entre todos con acuerdos amplios, sin populismos, con responsabilidad», afirma, en un giro político que a Arellano no se le ve seguido.

-¿Qué se juega la DC en esta elección?

«Su identidad, su espacio para seguir aportando al desarrollo del país, tal como lo ha hecho en el pasado».

-¿Y le preocupa el impacto que un camino propio podría tener en el número de parlamentarios?

«Sin identidad, la pérdida parlamentaria puede ser peor».

Hasta ahí la política, para entrar de lleno en las pensiones, tema que estudia desde el año pasado y que conoce bien como ex director de Presupuestos -en el gobierno de Patricio Aylwin-, que debió enfrentar una primera mejoría en las pensiones en los 90, que significó un importante gasto fiscal. Ahora, su propuesta busca solucionar «las raíces de las bajas pensiones». Para eso propone hacer regir lo antes posible la cotización de independientes, elevar gradualmente la edad de jubilación y la tasa de cotización obligatoria hasta el 18% de la OCDE y mejorar las actuales pensiones a través del «pilar solidario» y con un alza de 1 punto del IVA. De paso, se opone a la administración estatal de esta mayor cotización y al sistema de reparto. «El actual sería el peor momento histórico para usarlo», afirma.

-En su diagnóstico habla de «condiciones» estructurales en las bajas pensiones. ¿Se hace cargo de ellas el debate actual? ¿Por qué cree que se instaló con tanta fuerza el «NO + AFP», si esas causas técnicas son conocidas?

«Desgraciadamente, poco. Estamos discutiendo cómo se administra, y no las causas que son comunes a cualquier sistema, a cualquier administrador. Los bajos niveles de las pensiones provocan malestar y frustración debido a las desmedidas expectativas que las propias AFP y los promotores del sistema han creado de manera sistemática durante las últimas décadas. Por eso hay frustración y enojo».

«Usted puede encontrar documentos donde se promocionan (pensiones) sobre supuestos que muchas veces no son realistas. Proyectaban altísimas pensiones que en realidad son imposibles en esas condiciones».

-Insinúa que hubo engaño…

«No sé si engaño, que es algo bastante fuerte, pero claramente crearon una expectativa que no se ha podido cumplir. Incluso, a contar del año 87 se bajaron los requisitos para poder pensionarse anticipadamente. Basta que usted tenga una pensión del 50% del ingreso imponible de los últimos 10 años y se puede pensionar. Recién se vino a corregir eso en 2004, pero de los 790 mil pensionados de las AFP, 240 mil son pensiones anticipadas antes de los 60 o 65 años».

-¿Qué responsabilidad tiene el mundo político? Hace años que se sabe que las condiciones cambiaron. En 2006 la comisión Marcel hizo un primer diagnóstico. Han pasado 10 años, y por la presión de las marchas se plantea una nueva reforma.

«La reforma del 2008, en el gobierno anterior de la Presidenta Bachelet, ha dado frutos muy importantes. El mayor es el «pilar solidario», que mejoró las pensiones básicas y complementó las del 60% más pobre. En conjunto, más de 1 millón de personas mejoraron su beneficio. Aparte, se estableció un sistema de licitaciones de afiliados generando más competencia y haciendo bajar los costos del sistema, y se estableció la obligatoriedad de imponer para los independientes, que lamentablemente se ha postergado».

-¿No cree que tampoco ha existido decisión política para empujar un tema impopular como ese y cómo elevar a 65 años la jubilación de las mujeres?

«Creo que uno podría calificarlo en esos términos, aunque se tomaron muy importantes y muy positivas decisiones».

«Con un 3% no vamos a lograr el aumento esperado en las pensiones»

-Entrando a su propuesta, ¿por qué cree que es mejor que la del gobierno?

«Porque toda la cotización iría a los actuales trabajadores cuando se pensionen, y no una parte, como propone el gobierno. Con ese 3% no vamos a lograr el aumento esperado en las pensiones; apenas se comenzará a compensar el aumento en la esperanza de vida y que significa un 2,5%. La propuesta del gobierno no es suficiente para las expectativas que se han creado».

-Tampoco le gusta que lo administre un ente estatal. El gobierno lo propone como un garante, porque ha sido muy crítico de las AFP. «Ni un peso más» dijo la ministra del Trabajo.

«Vamos a duplicar la administración para hacer lo mismo que hoy hacen las AFP. Soy partidario de bajar los costos del actual sistema, de generar más competencia, de introducir tecnología. Como se trata de una cotización obligatoria, el Estado tiene que jugar un rol muy importante de regulador del sistema. Lo hace, y hay aspectos en que hay que fortalecer ese rol. Eso es distinto a duplicar el sistema para administrar las pensiones, porque eso significa más costo».

-Usted tiene una visión positiva de la rentabilidad conseguida. ¿Cree que las AFP son buenas administradoras?

«La rentabilidad que han obtenido esos fondos es adecuada, dada la regulación que existe y comparada con otras alternativas de inversión reguladas en Chile. A la fecha, el promedio de rentabilidad es de 8%, influido especialmente por los primeros años. Siempre fui crítico y advertí que esas rentabilidades no eran sostenibles. A futuro debemos trabajar con rentabilidades de 3%, 4%, o menos; no van a ser superiores. Podemos cambiar 100% la administración, y si seguimos cotizando menos de 20 años, a una tasa baja y sin hacernos cargo de la mayor esperanza de vida, vamos a estar en el mismo punto, vamos a generar una nueva frustración».

-¿Por qué propone, como el gobierno, que esa mayor cotización corra íntegra por cuenta del empleador? Los críticos dicen que es «un impuesto al trabajo» que perjudicará el empleo.

«Es razonable que sea de cargo de la empresa si va a las cuentas individuales como beneficio directo al trabajador, y es gradual en el tiempo para que sea compatible con el aumento en el crecimiento del país, porque habrá un aumento de productividad. Podría tener efecto en el empleo si se hace de manera abrupta. Es difícil pronunciarse sin conocer el detalle del proyecto del gobierno. Para mejorar las pensiones de quienes ya jubilaron, no podemos echar mano a las cotizaciones de los actuales trabajadores, que son para sus futuras pensiones, sino al presupuesto nacional. Como el Estado no tiene hoy cómo financiarlo, la mejor manera es aumentar 1 punto del IVA».

-¿Y no es regresivo? El IVA ya es bien alto en Chile, y los que más lo pagan son los más pobres.

«El IVA lo pagan todos en proporción a lo que consumen. Los de mayores ingresos pagan más en la medida que gastan más. El IVA es menos regresivo que aumentar las cotizaciones. Las cotizaciones solo las pagan los que tienen un trabajo dependiente. Los que (trabajan) por su cuenta o viven de sus rentas pagan IVA, pero no pagan cotizaciones. El IVA no perjudica nuestras exportaciones».

-¿Dónde está, entonces, la solidaridad en su propuesta? ¿Qué tiene en común el pilar de ahorro colectivo solidario del gobierno con el seguro de longevidad que propone?

«Lo que propongo fortalece y complementa el pilar solidario, que está diseñado precisamente para apoyar a los que tienen mayores necesidades, ampliándolo hacia la clase media y reconociendo a los que cotizaron más de 20 años. Esos pensionados, a pesar de haber cotizado más años, son los que menos ayuda reciben del actual pilar solidario. Por otra parte, se propone un mecanismo para que los hombres contribuyamos a compensar la mayor esperanza de vida de las mujeres a través de un mecanismo solidario».

«El seguro de longevidad sigue la tendencia mundial al preocuparse de las personas que tienen más de 80 años, que cada vez son y serán más. Se hace cargo de las personas que están en retiro programado, cuya pensión va cambiando en función de su esperanza de vida y puede ir bajando. Lo hace de manera solidaria entre los que viven más y los que viven menos».

-En el 2% que el gobierno entrega a un administrador estatal hay un factor redistributivo más explícito, un guiño a quienes quieren volver al sistema de reparto. Usted afirma que es un mal sistema. ¿Por qué?

«Si esa cotización va a un fondo de reparto, no va a financiar las pensiones de los actuales trabajadores, y en el futuro vamos a tener el mismo problema. Desde el punto de vista técnico es el peor momento histórico para instalar un sistema de reparto. La proporción de personas mayores a 65 años en relación a los de 25 a 64 años se proyecta que se multiplicará por 2,5 veces en los próximos 35 años. Por lo tanto, el mismo beneficio que hoy se financia con 5% de cotización requerirá 13% para financiarse en el 2050.

Por eso propongo que la cotización de los trabajadores actuales vaya a financiar sus futuras pensiones y que recurramos al presupuesto para quienes tuvieron otra realidad y tienen hoy pensiones insuficientes. Me parece que eso es más solidario y sostenible en el tiempo».

-¿Es un buen momento el último año de un gobierno, en pleno proceso electoral, para discutir temas de esta sensibilidad política y complejidad técnica?

«En el estudio menciono el caso de Suecia, que hizo esta reforma por una crisis muy grande y hubo un proceso de construcción de consensos muy importante. Como en ningún otro tema, aquí se requiere construir consensos, y debiéramos esforzarnos por avanzar en eso lo más posible. El riesgo principal para este tipo de reformas es el populismo, los enfoques populistas. De repente caemos en consignas, y aquí necesitamos todo lo contrario. Para la reforma que se hizo en 2008 se tomaron una serie de resguardos, y prueba de ello es todo lo que se ha avanzado. Debemos aspirar a algo parecido».

Podemos cambiar 100% la administración, y si seguimos cotizando menos de 20 años, a una tasa baja y sin hacernos cargo de la mayor esperanza de vida, vamos a estar en el mismo punto, vamos a generar una nueva frustración».

¿Qué propone? 

PARA REDUCIR LAS LAGUNAS: Hacer efectiva la cotización obligatoria de los independientes, «tal como dispuso la reforma de 2008 y la cual, lamentablemente, se ha postergado». Junto con la obligatoriedad, es conveniente facilitar y hacer automático el pago de la cotización.

ELEVAR GRADUALMENTE LA EDAD DE JUBILACIÓN o la edad a la cual se puede empezar a cobrar pensiones de vejez, de acuerdo a la mayor expectativa de vida. Las pensiones se han reducido cerca de 25%, ya que ni se ha postergado el retiro ni han aumentado los años o la tasa de cotización. «Cuando se revise la esperanza de vida para calcular las pensiones habría que revisar de manera automática la edad de retiro para todos quienes tengan en ese momento menos de 50 o 55 años».

Y a los que no quieran jubilar más tarde, puede ofrecérseles subir su tasa de cotización, para compensar el efecto de la mayor esperanza de vida.

ELEVAR LA TASA DE COTIZACIÓN OBLIGATORIA gradualmente, «conciliándola con el crecimiento del país». «En unos 10 años, tenemos que llegar al 18%, como en el promedio de la OCDE. De lo contrario, las pensiones van a seguir siendo insuficientes».

Respecto a los 5 puntos que ya ha propuesto el Gobierno, Arellano los desglosa de la siguiente manera: 2,5 son necesarios para compensar el aumento de la esperanza de vida que ya se produjo y así evitar que las pensiones disminuyan aún más. Para compensar la mayor esperanza de vida de las mujeres, estima que se requiere cerca de 1 punto, y para el seguro de longevidad para la cuarta edad, 1,5 puntos.

SEGUIR BAJANDO COMISIONES DE AFP , ampliando licitaciones y la transparencia del sistema.

ELEVAR PENSIONES ACTUALES Y LA DE LOS TRABAJADORES PRÓXIMOS A JUBILAR. «El mecanismo para mejorar las actuales pensiones es el «pilar solidario», dice Arellano. Y propone mejorar gradualmente sus beneficios y complementarlo con dos elementos nuevos: Un Aporte previsional complementario dirigido a elevar el Aporte Previsional Solidario, para todos aquellos que tienen pensiones insuficientes y cotizaron por más de 20 años, y un Aporte Previsional Solidario Cuarta Edad para quienes tienen más de 80 o 85 años y no cuentan con un seguro de longevidad y cotizaron por más de 20 años.

El camino es a través del presupuesto fiscal, «como se ha hecho invariablemente en todos los mejoramientos legislados desde 1990 a la fecha, incluyendo el pilar solidario del 2008». Agrega que si se financiaran los actuales pensionados con las mayores cotizaciones, el Estado debería responderles, con cargo a futuras cotizaciones, cuando ellos jubilen. Ese mecanismo se llama reparto, continúa, y «tiene efectos económicos y políticos que lo hacen inconveniente en las actuales condiciones del país».

ELEVAR UN PUNTO EL IVA. Como ex director de Presupuestos, sabe de la estrechez de las finanzas fiscales, del déficit de los últimos 5 años y que se mantendrá en los próximos. «La única forma de elevar las pensiones actuales es recurriendo a mayores impuestos», sentencia.

Él propone elevar un punto el IVA, que considera es «el impuesto que genera menos efectos negativos». Eso equivale a 1,7 % de cotizaciones, «es más progresivo que las cotizaciones de cargo de la empresa, porque no grava el empleo y porque lo pagan todos en proporción a lo que consumen, a diferencia de las cotizaciones, que solo afectan a los que trabajan en forma asalariada y con un tope de $2.000.000 (75 UF)».

Y ve otra ventaja a este esquema. «Preserva un sistema contributivo donde la ley define las contribuciones y no los beneficios. Las pensiones son fruto de las cotizaciones acumuladas a lo largo de la vida, poniendo un límite a las presiones de grupos de interés que se multiplican y facilitan en un sistema de beneficios definidos por ley», explica. Recuerda que el antiguo sistema «originó graves inequidades, las que hasta hoy se mantienen en el sistema de las Fuerzas Armadas y las policías».

«En esto no hay ‘magia’. Lo administre un privado o el Estado, si no nos hacemos cargo de los problemas de fondo, no vamos a mejorar las pensiones»

«En esto no hay ‘magia’. Lo administre un privado o el Estado, si no nos hacemos cargo de los problemas de fondo, no vamos a mejorar las pensiones. Y mientras antes lo hagamos, mejor, porque tomará tiempo ver sus efectos». ¿A qué apunta José Pablo Arellano con «los problemas de fondo»? A las causas de las bajas pensiones, y que el economista concentra en tres principales.

La primera, las lagunas previsionales : el 56% de los actuales pensionados cotizó durante menos de 20 años. De hecho, en el sistema de reparto antiguo no habrían tenido pensión.

El alza que ha tenido la esperanza de vida es la segunda. Para los hombres es hoy de 20,3 años a partir de los 65 años y para las mujeres, de 30,4 a partir de los 60 años. Solo para compensar eso, la tasa de cotización debería elevarse en 2,5%.

En este escenario, la tercera causa es casi obvia. Hay que subir la cotización obligatoria porque el actual 10% resulta insuficiente para lograr una tasa de reemplazo adecuada. En la OCDE es del orden del 18% en promedio, y en el sistema antiguo chileno superaba el 19%.

Con todo eso -afirma Arellano-, es difícil proyectar, con una rentabilidad del 5%, 40 años de cotizaciones y la actual esperanza de vida, tasas de reemplazo por encima de 63% para los hombres, a los 65 años, y de 31%, a los 60 años, para las mujeres con 35 años de cotizaciones.

Fuente: El Mercurio


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