El economista de Cieplan subrayó la necesidad de centrar la atención “en mejorar capacidad de crecimiento de largo plazo, que hoy depende críticamente de las inversiones pendientes en energía, infraestructura y capital humano”.
¿Qué espera en materia de actividad para el próximo semestre?
—La economía chilena está mostrando una desaceleración, pero creo que será a un ritmo moderado. La mayor ejecución del gasto público en el segundo semestre probablemente ayudará a suavizarla y terminaremos el año con un crecimiento del PIB entre 4,5% y 5%.
—Ahora bien, ¿qué alcances podría tener el ascenso del dólar sobre el IPC de mayo y junio?
—El alza del tipo de cambio tiene efectos inflacionarios, desde ya se está reflejando en el precio de los combustibles, por ende debería repercutir en el IPC de mayo. En todo caso, la inflación de 2013 de todas maneras estará en torno a la meta del Banco Central.
—¿Qué factores debemos atender con detención en materia económica para el resto del ejercicio?
—Este año ha tenido la particularidad de pasarse de una preocupación respecto de un eventual sobrecalentamiento de la economía chilena a un temor sobre una desaceleración que, para algunos, podría ser brusca. Por lo tanto, esencialmente estamos en una coyuntura de incertidumbre, donde varios actores tienen cierta tendencia a sobrerreaccionar. Yo, insisto, estimo que tendremos una desaceleración suave, por lo que, preferentemente, llamaría a centrar más la atención en mejorar nuestra capacidad de crecimiento de largo plazo, que hoy depende críticamente de las inversiones pendientes en energía, infraestructura y capital humano.
Fuente: Diario Estrategia