Autor: Manuel Marfán
Fuente: La Tercera
Escribo a propósito del cambio no autorizado del domicilio electoral que afectó a muchos en la elección municipal. Mi argumento como economista (nadie es perfecto) es que ese episodio simboliza la antítesis de nuestro principal desafío estratégico de mediano plazo.
En alguna columna anterior planteé la escasez de población como un fenómeno que surge en la antesala del salto al desarrollo. Que esa escasez se refleja en el cambio desde ser un país de emigrantes a uno de inmigrantes, de saltos rápidos en la participación de mujeres en la fuerza de trabajo (especialmente las más jóvenes) y del tránsito desde la miseria masiva a una clase media masiva. Argumenté que la escasez de población introduce un rol protagónico al aumento de la productividad del trabajo para dar el salto al desarrollo. Finalmente, señalé que, a diferencia de etapas anteriores, el crecimiento basado principalmente en aumentos de productividad es igualizante ya que el ingreso del trabajo aumenta más que proporcionalmente vis a vis el del capital.
En esta columna deseo agregar que también estamos viviendo una escasez de territorio desde la perspectiva económica. En las primeras etapas del desarrollo es habitual que la modernidad y el crecimiento se concentren geográficamente en un polo de desarrollo, mientras el resto del territorio permanece atrasado, rural y sin dinamismo. Ése ha sido el caso, por ejemplo, de China, con un polo moderno y dinámico en la región centro-sur y un enorme “hinterland” atrasado y sobrepoblado. El desafío que China se ha planteado para el mediano plazo es llevar la modernidad al hinterland.
Chile, en cambio, ya está en la etapa final de ese proceso. En las dos décadas anteriores hubo un esfuerzo persistente y masivo de las políticas públicas de electrificación rural, acceso al agua potable y tratamiento de aguas servidas, e infraestructura vial 2.0. También el sector privado hizo suyo ese desafío ampliando la conectividad, construyendo una red hotelera mejor y más numerosa, construyendo centros comerciales modernos en todas las ciudades principales, etc. Las diferencias territoriales en modernidad se han acortado considerablemente respecto de Santiago. Todo lo anterior es señal de masificación territorial de la modernidad. Aunque esta etapa no ha culminado, el futuro será muy distinto. Parece que más de lo mismo ya no es la fórmula (¿se seguirán construyendo malls al mismo ritmo?). La escasez relativa de territorio se puede notar en el valor de la tierra. Aunque no hay aún buenas estadísticas, el aumento real de valor se ha acelerado persistentemente (2,4% anual en 1978-98; 5,5% anual en 2000-2010; información casuística a partir de 2010 muestra una aceleración aún mayor).
Si lo que antes abundaba (exceso de población, tierra barata) hoy es más escaso, resulta obvio que habrá que sacarle más partido a esos recursos. Aumentar la productividad es más o menos lo mismo que hacerlo mejor. Ése es el desafío. “Hacerlo mejor” es, además, una actitud. Es por eso que lo del Registro Civil – Servel es tan indignante. Es falta de actitud lo que se ve. Y, lamentablemente, no solo allí.