El cientista politico de Cieplan y cercano a la ex Mandataria considera que las municipales dejaron en buen pie a la oposición con miras a las elecciones parlamentarias y presidencial del próximo desafio, pero considera que una de las lecciones del domingo es que la presidencial «esta lejos de ser una carrera corrida».
Francisco Díaz fue parte del grupo concertacionista que se reunió el lunes en la Fundación Dialoga a analizar los resultados de la elección municipal. Ahí se encontró con María Angélica Álvarez, una de las asesoras más cercanas a Michelle Bachelet, y con quien formó parte del Segundo Piso de La Moneda durante el gobierno de la ex Presidenta. Pese a que también posee una oficina en la fundación, los asistentes a la cita dicen que Rodrigo Peñailillo, el hombre de confianza de la ex Mandataria, no estuvo presente.
Díaz, quien también es considerado como cercano a Bachelet, evita referirse a ellos. Lo que sí reconoce es que entre los bacheletistas hubo un diagnóstico común: en estas municipales triunfó la oposición. Aun así, habla con cautela al anticipar los efectos de esta elección para los comicios parlamentarios y presidenciales del próximo año. «Con el voto voluntario, uno tiene que dar la pelea completa, con buenas ideas, con buenos programas; si no, hasta el más grande puede caer. Esto está lejos de ser una carrera corrida. Es una carrera donde llegamos bien, pero hay que correrla con igual concentración», asegura.
-En esta elección muchas encuestas fallaron en sus pronósticos. Con el nuevo electorado, ¿el respaldo de Michelle Bachelet se reflejará en las urnas?
-Cualquiera que haya hecho campañas, puerta a puerta, ferias, sabe que el apoyo a la ex Presidenta es bastante más significativo y sustantivo de lo que la derecha quiere creer. Hay un buen recuerdo de ella y de su gobierno. La gente nos pide que vuelva para retomar vivienda, educación, la pensión… Insisto, no es una carrera corrida, pero tenemos un muy buen pie, si ella decide ser candidata.
-Hasta hace algunas semanas, algunos dirigentes pedían que ella diera una señal para ordenar a la oposición. Tras los resultados del domingo, ¿ella podría retrasar su regreso?
-Creo que el principal mensaje implícito en el silencio de Michelle Bachelet en estos meses era «ojo, la oposición tiene que saber hacer su trabajo». Las elecciones municipales son una combinación de elementos nacionales y locales, y como partido tienes que saber hacer tu trabajo. Eso se hizo, y creo que se hizo bien.
Hay que continuar haciéndolo bien. Hay tiempos, aspectos de programas y selección de elencos de candidatos parlamentarios que definir. Evidentemente, cuando vuelva la ex Presidenta, si es que así lo decide, eso se va a facilitar, pero hay mucha pega previa que hacer.
-Independiente de la fecha, en la oposición es habitual escuchar que uno de los requisitos para que Bachelet vuelva es la unidad de la oposición. ¿Eso se vio reflejado en las elecciones municipales?
-No me consta que ella haya colocado esos requisitos, y por eso no quisiera hablar sobre cómo ella va a sopesar este triunfo. Lo que es evidente es que hoy tenemos una mejor oposición que hace seis meses, más ordenada, más coherente, con mayor mística y con un triunfo electoral resonante. Eso claramente ayuda a ganar una presidencial y una parlamentaria el próximo año.
-¿La alianza del PC y la Concertación se replicará en la parlamentaria y en la presidencial?
-Mi opinión es que debiéramos tratar de construir bases programáticas comunes y que ellos participaran en una eventual primaria de la oposición, pero es algo que habrá que ir construyendo en el camino. Espero que se conduzca de buena manera, como se condujo la municipal.
-¿Se puede llegar a ese entendimiento con los reparos que expresa la DC en esta materia?
-Con buena fe y, sobre todo, con sensatez puedes lograr identificar puntos de acuerdo mínimo sobre algunas reformas bastante indispensables para nuestro país y que razonablemente se pueden llevar a la práctica en un eventual gobierno. Hay documentos firmados con el PC respecto de, por ejemplo, reforma tributaria y educacional, que son aspectos sustanciales de un eventual futuro gobierno.
-¿En qué otros temas puede haber puntos de acuerdo?
-Todos compartimos la necesidad de reformas constitucionales profundas: eliminar el binominal, eliminar las leyes de quórum supra mayoritario, y establecer un nuevo tipo de regionalización con elección directa y mayores facultades para las regiones. Insisto, primando la sensatez no veo mayores problemas para acordar esas bases programáticas.
-Si prima esta sensatez; ¿debe configurarse un pacto por omisión o integrar al PC a una «nueva coalición»?
-A estas alturas, tan preliminares, lo más importante es el fondo más que la forma. Lo esencial es la construcción de eso, que a mi juicio pasa por una lista parlamentaria conjunta y por bases programáticas acordadas por todos.
-¿Se debe incluir al MAS, a la IC y a todos los actores de oposición?
-Se debe incluir a todos los que tengan buena disposición para ser incluidos, y así lo demostró el PC, así lo demostró la IC, así lo puede llegar a demostrar el MAS de Alejandro Navarro y los movimientos ciudadanos. Esa disposición en algunos sectores del PRI, no en todos, a veces es menos nítida. En el PRO a veces es menos nítida también. Pero en la medida en que lo busquen y lo acepten, y por ejemplo se sometan a mecanismos de decisión vía primarias de los distintos cargos, partiendo por el presidencial, bienvenidos.
-¿Y qué pasará con los dirigentes que son contrarios a izquierdizar la coalición?
-Lo que demostró la elección pasada, es que el cuco de la izquierdización no nos hace perder votos. Al revés, nos hace ganar votos. Por otra parte, muestra también que las consignas de izquierda no son suficientes. Si hay algo que perdió en esta elección son las consignas vacías, y en ese sentido el «viraje a la izquierda» tampoco es una buena estrategia. Tenemos que mantenernos en la línea trabajosa y dificultosa que hemos desarrollado hasta ahora: buenos acuerdos con programas concretos y con personas concretas.
-¿Puede la negociación parlamentaria afectar la unidad de la oposición?
-No es un misterio que el binominal impone una camisa de fuerza artificial al sistema de partidos chileno; y por tanto, sí; vamos a tener menos cupos y más gente, y todos vamos a querer obtener la mayor cantidad de escaños. Pero nuevamente vamos a tener que hacer un ejercicio de responsabilidad política: que entiendan que el desafío mayor es derrotar a la derecha y construir un programa de transformaciones. Estoy seguro de que los partidos van a poder dejar de lado algunas legítimas aspiraciones en aras de la unidad.
«El subpacto PPD, PR, PC, se murió el domingo»
-¿La gobernabilidad de una eventual nueva administración la darán la DC y el PS?
-La gobernabilidad la tenemos que construir entre todos. Y de hecho, también se construye entre gobierno y oposición. Ahora, es evidente, y hablo por mi partido, que el PS ha ejercido un rol articulador casi natural de la Concertación en los últimos dos años. Y si uno extrapola ese rol articulador en un eventual gobierno, claramente erige al partido como una base importante de apoyo para otorgarle mayor gobernabilidad.
-¿El PS debe profundizar su alianza con la DC, o articularse con el PPD que también apoya a Bachelet?
-Esa fue una discusión bastante sin sentido, que duró lo que duró, ya no existe. El bloque de izquierda, o el subpacto PPD, PR, PC, se murió el domingo. Se murió porque, por ejemplo, hoy nuestra precandidata es Michelle Bachelet, y la DC aspira a tener su propio precandidato. Hoy día estamos en otro escenario, y lo importante es que sin el centro y sin la izquierda no vamos a ganar. El centro es la DC, la izquierda es el PS y el PC y otros grupos, y los movimientos sociales también, y eso es lo que tenemos que entrar a reforzar, más allá de mezquindades partidarias o de tendencias internas al interior de los partidos.
-En el polo opuesto, una de las principales críticas a Bachelet es su cercanía con el establishment de la Concertación. ¿Qué rol deben jugar ellos en un próximo gobierno?
-La renovación, tanto de caras como de género, es importante. Pero la experiencia política es igualmente relevante. Lograr el sano equilibrio va a ser el desafío de la ex Presidenta al momento de armar los equipos que ella estime necesarios. Hay una cosa que sí es un requisito fundamental: es difícil ser bacheletista sin valorar el gobierno de Bachelet. Eso sí que no pega ni junta.
-Tras las municipales, ¿cuál candidato oficialista es la principal amenaza para Bachelet?
-Lo que ocurrió en esta elección, y eso es una ventaja para Allamand, es que Golborne dejó de ser inmaculado (…), se anotó su primer punto negro en su corta carrera política, y se demostró como un político de escaso oficio, porque le regaló al léxico político chileno la expresión «no te subas al balcón antes de tiempo».
-¿Considera que un buen candidato debe ser capaz de potenciar la participación cuando hay voto voluntario?
-Lo que indica la experiencia comparada es que mientras más convocantes son los liderazgos, mientras más reñidas son las elecciones, más gente va a votar. Mientras más relevante tú aprecias tu voto, evidentemente haces el esfuerzo de ir a votar. Ojalá la ex Presidenta Bachelet lograra encarnar aquello y fomente una mayor votación.
-En ese sentido, ¿cuándo es el momento óptimo para que comience la contienda de ideas?
-Creo que dos o tres debates antes de una elección, como ocurrió en Estados Unidos, como ha ocurrido en Chile en otras oportunidades. Es súper sano, es súper bueno, permite alejarse de la consigna y entrar a los argumentos. Me imagino que el próximo año tendremos que hacer los debates que sean necesarios. No le veo ningún problema, al contrario, lo veo sano para la democracia.
-Andrés Velasco, por ejemplo, pidió hacer uno esta misma semana…
-La ex Presidenta Bachelet está ejerciendo el cargo más importante que ha tenido un chileno en la historia en el ámbito internacional, y eso hace que ella tenga que cumplirlo a cabalidad y en los plazos que ella se dé, que entiendo, según se ha dicho, es por lo menos hasta fin de año. No veo ninguna necesidad, francamente, de hacer un debate en noviembre de 2012 para una elección que va a ser en noviembre de 2013.
-Lo que dice él es que para legitimar la primaria opositora, es necesario un tiempo de debate previo.
-Sí, claro. Pero la primaria es en junio, y estamos en noviembre. «Yo creo que el principal mensaje implícito en el silencio de Michelle Bachelet en estos meses era ‘ojo, la oposición tiene que saber hacer su trabajo’. Se hizo, y creo que se hizo bien. Hay que continuar haciendo ese trabajo y haciéndolo bien».
«Creo que la renovación, tanto de caras como de género, es importante; pero creo también que la experiencia política es igualmente relevante. Hay una cosa que sí, a mi juicio, es un requisito fundamental: es difícil ser bacheletista sin valorar el gobierno de Bachelet. Eso sí que no pega ni junta».
«Lo que demostró la elección pasada es que el cuco de la izquierdización no nos hace perder votos. Al revés, nos hace ganar votos. Por otra parte, muestra también que las consignas de izquierda no son suficientes, y en ese sentido, el «viraje a la izquierda» tampoco es una buena estrategia».
Fuente: El Mercurio