En esta entrevista realizada con Infobae América en Buenos Aires, Alejandro Foxley descarta impacto de la crisis de Europa en el Cono Sur y dio su receta para bajar la inflación. Por Alejandro Bianchi.

¿Qué es lo que más le preocupa de la economía mundial?

Lo que sucede sólo podría afectar marginalmente a las economías emergentes. Tenemos a favor un alto crecimiento en América Latina y políticas previas a la crisis que nos han permitido enfrentar bien lo que no se pudo superar en los países desarrollados. No creo que el horizonte se ponga más oscuro. Hay que anticiparse a los problemas y controlar el gasto cuando es excesivo. En la fase post crisis, es clave crear muchos empleos. Para hacerlo, las inversiones que haga el sector privado son esenciales.

¿El éxito económico de Chile se refleja en el plano social?

Dedicamos mucho gasto público a reducir la pobreza. Tres millones de personas dejaron de ser pobres y se transformaron en una clase media emergente que hoy está insegura. Tiene ganas de consumir, se endeudó y no sabe cómo le afectará la crisis internacional. Tenemos todavía varios temas no resueltos. Sin un mejor panorama social, no hay inversiones. Cuando llegamos al poder, elevamos un impuesto a las empresas de 10 a 15 por ciento. Convencimos a los empresarios de que, en definitiva, la mejora terminaría beneficiando a todos. Les aseguramos que podrían chequear de manera transparente cómo se gastaría cada peso en políticas sociales.

«Hoy hay 800.000 universitarios y la mitad es primera generación. Pero casi todos los que se sumaron van a una universidad privada con un costo muy alto. Las familias sienten la presión. Se agotaron las becas, los créditos son a tasas muy altas».

¿Cómo se explica que se repita el problema con los estudiantes?

Cuando llegamos al gobierno, había 200 mil jóvenes en la educación superior universitaria. Hoy hay 800 mil y la mitad es primera generación de universitarios. Pero casi todos los que se sumaron van a una universidad privada con un costo muy alto. Éste es el fenómeno que está detrás. Las familias sienten la presión. Se agotaron las becas, los créditos son a tasas muy altas. Para lograr el objetivo de ser una economía avanzada, hay que subir el número de universitarios.

¿Cómo se globaliza la región con tanta presión devaluatoria de las monedas en América Latina?

Recuerdo cuando fui con la ex presidente Bachelet a Vietnam. El secretario del Partido Comunista nos dijo que los peces chicos se pescan cerca de la costa y que para pescar los grandes, había que meterse mar adentro a pesar de las olas y los fuertes vientos. Ellos se dieron cuenta de eso y se nota en las calles de Hanoi. ¿Quién crece fuera de la globalización? Corea del Norte, Venezuela y otros que lo están pensando. El retroceso llegará a esas sociedades aisladas.

¿Qué lectura hace de la crisis europea?

No pueden devaluar y vienen de una burbuja inmobiliaria. Sólo pueden realizar una devaluación interna, manteniendo el tipo de cambio con baja de salarios, menos gasto público. El costo de esto es la salud de la democracia.

En un momento en que el mundo se preocupa por la inflación, usted, que fue el artífice de su reducción en Chile de un 30% a un 12% anual en cuatro años, ¿podría decirnos cuál es la receta?

Cada país tiene sus características y no hay una receta única. Nosotros combinamos reforma tributaria con un tipo de cambio flexible. Dijimos que todos debíamos apretarnos el cinturón. Redujimos los gastos transversalmente, incluido el gasto militar que era inalterable porque así lo había dispuesto Pinochet. Todos apostamos y arriesgamos, pero sin credibilidad, no funciona. 

Fuente: Infobae


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