Jorge Rodríguez, economista de Cieplan, señala que el efecto neto se hace menos significativo a causa de la rebaja del impuesto de timbres y estampillas.

La recaudación que se espera lograr con la implementación de la factura electrónica -proyecto que ya ingresó al Congreso- implicará que la actual administración dejará una mayor holgura fiscal que la proyectada al próximo Gobierno, dice Cecilia Cifuentes, investigadora de LyD. Sin embargo, por la rebaja del impuesto de timbres y estampillas se reduce su efecto, apunta Jorge Rodríguez, economista de Cieplan, por lo que el efecto neto se hace menos significativo.

Las proyecciones de las finanzas públicas con los gastos ya comprometidos para los siguientes tres años permiten evaluar la suficiencia de recursos de que dispone el país hacia delante y es uno de los aspectos que las propuestas tributarias tienen en cuenta.

La última estimación de la Dirección de Presupuestos (Dipres) indica que el gasto público de libre disposición para 2013-2016, descontados los gastos ya comprometidos, equivale a un 2,8% del PIB (US$8.654 millones en el Gobierno actual), lo que LyD contrasta con la holgura que dejó la administración Bachelet.

El gobierno anterior estimó esa holgura en US$7.361 millones, pero según Cifuentes, no consideró el reajuste real de remuneraciones del sector público y utilizó una brecha entre PIB efectivo y PIB potencial distinta a la que habían calculado los expertos. Corrigiendo por esos factores, la cifra baja a menos de la mitad, agrega.

Rodríguez observa que la proyección que hizo la Dipres considera en todos esos años un déficit estructural de 1% del PIB, por lo que «la holgura existe sólo a costa de tener déficit estructural. Pero si se considera una trayectoria de metas fiscales tal que permitiese llegar gradualmente a un balance fiscal estructural, la holgura desaparecería».

Recuerda que cuando se aprobó el ajuste tributario de 2012, a la luz de la poca holgura fiscal proyectada, el ministro de Hacienda suscribió un protocolo para enviar a la brevedad un proyecto para masificar el uso de la factura electrónica, pero ahora incorpora una rebaja del impuesto de timbres y estampillas que restará US$200 millones a la recaudación.

Fuente: El Mercurio


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