Presidente de CIEPLAN planteó que hoy las instituciones en Chile tienen un grave déficit para alcanzar acuerdos y mirar más a largo plazo.

Un crudo y profundo análisis de los riesgos que debe enfrentar Chile para dar el salto hacia una economía desarrollada realizó el exministro y actual presidente de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (CIEPLAN), Alejandro Foxley, quien visitó la Pontificia universidad Católica de Valparaíso (PUCV) para ofrecer la ponencia “¿Escapará Chile a la trampa de los países medios?” dentro del ciclo de conferencias “Pensando Chile”, que organiza dicha Casa de Estudios en conjunto con el Centro de Extensión del Senado.

El economista comenzó su análisis destacando la situación paradójica que vive Chile, ya que mientras en el contexto internacional es visto con gran admiración por los avances conseguidos en los últimos 23 años, dentro del país no ocurre lo mismo. “Si uno mira las cifras objetivas, hemos logrado crecer económicamente al 5 %, se redujo la pobreza en dos tercios y el consumo per cápita ha aumentado en un 300 %, pero eso no calza con la visión que tiene la gente”, explicó el ex canciller.

Recalcó que en el extranjero Chile es percibido como un país de ingreso medio avanzado, no obstante, existe un fuerte riesgo de que “nos quedemos marcando el paso. Hay estudios del Banco Mundial que demuestran que desde la década del 70 hasta hoy, de cada 10 países de ingreso medio sólo dos han pasado a convertirse en una economía avanzada y ninguno es de América Latina”.

Para que Chile no corra ese peligro, el doctor en Economía de la Universidad de Wisconsin, dijo que se deben sortear tres factores que impiden a las naciones alcanzar el desarrollo. “El primero, la pérdida de cohesión social donde hay una clase media que tiene expectativas muy altas de lo que puede lograr. Más del 70 % de los estudiantes que ingresan a la universidad en Chile son la primera generación con educación superior de sus familias, entonces tienen un gran desafío a la hora de ingresar al mercado laboral”, comentó Foxley.

CLASE MEDIA VULNERABLE

Agregó que la seguridad económica para la clase media es clave, porque “hoy una de cada tres familias tienes riesgo de caer en la pobreza, es decir, las personas sienten la movilidad social, pero viven en la vulnerabilidad y este es un factor que afecta tanto a economías de América Latina como también a países como Turquía, Portugal y España”.

De ahí que insistió en que el Estado tiene que ocupar un rol más protagónico para no caer en la trampa del ingreso medio. “En Chile, el 80% de los recursos para estudiar proviene de las familias y solo el 20% del Estado. En los países de la OCDE, las familias sólo otorgan el 30%, por lo que el Estado chileno debe tener recursos para redistribuirlos, así como también mejorar su capacidad regulatoria en sectores como la salud privada y el financiero”, subrayó el fundador de CIEPLAN.

El segundo factor que Chile debe afrontar es aumentar la competitividad y la productividad de la economía, integrándose al mundo. “Hay que pensar que vamos a competir con países de ingresos medios de América Latina y con Asia del Este, por lo que tenemos que aprender a absorber más rápido el conocimiento de frontera y a pensar el futuro como lo han hecho países como Brasil y Singapur”, remarcó Foxley.


«Estamos en un momento en el cual los procesos se aceleran y la mejor demostración de eso es que la gente está inquieta»

RACIONAMIENTO

Explicó que el tercer factor que Chile debe enfrentar es el déficit en las instituciones. “Si las cosas siguen como están, el año 2016 vamos a ser notificados de racionamiento eléctrico en el hogar. Hay estudios que demuestran que si no desarrollamos los proyectos de energía que necesitamos vamos a terminar en eso”, advirtió el ex ministro.

En su opinión, el país tiene una carencia para construir mayorías y mirar a más largo plazo. “Hay que tener la capacidad de sentarnos en un diálogo como se hace en Brasil, donde el programa energético se discute largamente con las comunidades para llegar a un camino de mayor equilibrio. La tendencia natural en estos casos es oponerse, pero la comunidad también tiene que ser compensada, de lo contrario a futuro vamos a tener ciudades con plantas diésel que contaminan 10 veces más y son más caras”, afirmó.

En la misma línea, recalcó que el tiempo apremia, porque “estamos en un momento en el cual los procesos se aceleran y la mejor demostración de eso es que la gente está inquieta. Creo que los próximos cuatro o cinco años son fundamentales para atacar rápido y a fondo el tema de la reducción de desigualdades, de un mayor aporte del Estado, para asegurar educación de calidad que la gente pueda pagar y para resolver el problema de energía que es uno de los más graves que tenemos y donde no podemos postergar más la aprobación de los proyectos que están encima de la mesa”.

Consultado respecto a por qué continúa entrampado el tema energético en el país, Foxley fue enfático: “Eso hay que preguntárselo al Ejecutivo y al Consejo de Ministros que tiene que reunirse para aprobar los proyectos importantes de energía y que llevan meses sin reunirse y no entiendo por qué. También es cierto que el Congreso -del cual fui parte – tiene que tener el sentido de urgencia y entender que estas materias no se pueden postergar”.

ROL DE LOS TRES PODERES

Respecto a la tendencia en el último tiempo de judicializar proyectos de energía, el economista comentó que “en esto nadie puede rehuir su responsabilidad. El tema de energía hace que la gente pueda vivir una vida cotidiana normal, por tanto esta es una tarea que nos concierne a todos y aquí creo que el Poder Ejecutivo tiene que tomar decisiones más rápido, el Poder Legislativo tiene que aprobar las leyes más rápido y el Poder Judicial tiene que entender que esto es una tarea de urgencia nacional y que tiene que buscar la forma en que estos proyectos una vez que lleguen a su consideración los fallos sean más rápidos, tomando en cuenta que hay un bien común a preservar que es que el ciudadano pueda tener acceso a la electricidad, a calefacción y a todo lo que necesita para vivir normalmente. Los tres poderes del Estado tiene que acelerar y flexibilizar sus posiciones para resolver el tema oportunamente”.

En relación a si es la compensación una solución válida para los problemas energéticos de zonas saturadas como Puchuncaví, el ex ministro planteó que “la preocupación que tienen las comunidades locales por los proyectos de energía que se instalan en su cercanía es legítima y está avalada por el hecho de que en algunos casos el tema se ha resuelto mal y uno de ellos es Ventanas, donde hay instaladas por muchos años unas plantas que han contaminado en forma severa, no solo la agricultura de la región, sino también la vida de los niños, de la gente.

Esas situaciones hacen que las personas estén preocupadas de resolver esto de otra manera y yo no puedo estar más de acuerdo en eso, o sea esas situaciones no se pueden repetir, los estándares para aprobar un proyecto deben y tienen que ser muy altos, muy exigentes, la comunidad tiene que ser informada y tiene que participar, pero también tiene que haber una compensación si hubiera cualquier tipo de daño a los que viven en esa comunidad”, concluyó.

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Fuente: El Mercurio Valparaiso

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