Lea la entrevista al investigador de Cieplan y ex ministro de educación, José Pablo Arellano, publicada en El Mercurio.
El Presupuesto Fiscal propuesto por el Gobierno para 2016, en opinión del economista José Pablo Arellano, marca un quiebre de tendencia y se hace cargo de la nueva realidad que enfrenta el país, esto es, del menor crecimiento de los ingresos fiscales tanto por la caída del precio del cobre como por el menor crecimiento potencial del país.
«Las perspectivas son más modestas y hay que asumirlas. Lamentablemente nos hemos demorado en asumirlas», señala Arellano, quien se desempeñó como director de Presupuestos en 1990-1996, durante el gobierno de Aylwin.
Asigna un gran valor a que la exposición de la Hacienda pública y el proyecto de Presupuesto se hagan cargo de esta nueva realidad. «Si seguimos con déficit (efectivos) de más de 3% del PIB, como ocurrirá este año y el próximo, en poco tiempo aumentará la deuda pública a niveles que nos harán más vulnerables y más dependientes de los acreedores», advierte.
Además, hace ver que el Banco Central terminaría elevando más el costo del crédito y apreciando el tipo de cambio.
Arellano ve riesgos de que el déficit del próximo año sea mayor. «Si no se logra restablecer la confianza de los inversionistas, el crecimiento económico puede ser menor al 2,75% proyectado» por el ministerio de Hacienda para 2016, expone.
El economista comparte el criterio de postergar la llegada a la meta del equilibrio fiscal que anunció el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien se comprometió a avanzar con una reducción anual del déficit estructural de 0,25 puntos porcentuales del PIB. Al sincerar la realidad de precios del cobre más bajos y menor crecimiento potencial, el ideal sería ajustarse rápidamente a esa nueva situación. Sin embargo, explica que hacerlo en estos momentos arriesgaría deprimir más el bajo crecimiento.
Arellano pone especial énfasis en que «es necesario evitar cualquier sobreejecución del Presupuesto 2016, como la que se ha registrado este año y el anterior. Ello elevaría aún mas el déficit efectivo».
Asimismo, plantea que, si por alguna razón en los próximos años la situación externa mejorara y ello lleva a revisar de manera positiva el crecimiento del PIB potencial y el precio del cobre, «convendría acelerar el logro del equilibrio fiscal».
Asimismo, considera que la nueva realidad obliga a moderar las demandas de mayores gastos y a priorizar con mucho mayor cuidado y rigor. «Durante años recurrimos a la inversión privada para compatibilizar las metas fiscales con las necesidades de inversión. Para ello se promovieron las concesiones y la inversión privada. Hay que retomarlas con fuerza», subraya.
Fuente: El Mercurio