Tras 24 años en el Estado, desde hace un año y medio Pablo Piñera mira desde afuera lo que sucede en La Moneda. Una visión que, hasta antes del cambio de gabinete, no le gustaba. A su juicio, había un «exceso de voluntarismo» y un «error de diagnóstico» en el Gobierno que hoy se estaría corrigiendo con la dupla Burgos-Valdés. Sobre una nueva opción presidencial de su hermano, el ex presidente Sebastián Piñera, lanza: «De que tiene posibilidades, las tiene».

La bicicleta es desde hace algunos años una de las mejores amigas de Pablo Piñera (64). Entrena sábado y domingo en Santiago, el verano hizo un periplo por Aysén pedaleando con un grupo de amigos y el año pasado recorrió el camino de Santiago de Compostela entre España y Francia. “He paseado por hartas partes, dentro de Chile y también fuera… aunque suene siútico”. Al cuarto hermano del clan Piñera Echeñique, lo DC le sale por los poros. Incluso se ríe de sí mismo: vive en un edificio antiguo en la esquina de Presidente Riesco con Américo Vespucio que por fuera pasa desapercibido, pero que por dentro es espacioso y tiene vista al Club de Golf. “Ideal para un demócrata cristiano”, bromea.

Después de 24 años en el Estado –fue subsecretario de Hacienda, consejero del Banco Central, director ejecutivo de TVN, subsecretario de Obras Públicas, director general de Administración y Finanzas del Ministerio de Relaciones Exteriores y gerente general de BancoEstado– Pablo Piñera ha tenido que acostumbrarse a ser un espectador. No le ha sido fácil, confiesa, sobre todo por lo revuelta que están las tensiones al interior de la Nueva Mayoría. Desde la dirección ejecutiva de Cieplan, durante el último año y medio se tuvo que adecuar a ser una especie de fuego amigo del Gobierno, pues no comparte muchas de las formas y reformas llevadas adelante por el mismo. Pero hoy, dice, está esperanzado. Es de los que sí ve un paso más hacia el centro con la llegada de los ministros Jorge Burgos y Rodrigo Valdés al comité político y también de los que escuchó más fuerte la palabra “realismo” que “sin renuncia”. Y aunque la presidenta Michelle Bachelet afirmó que esa lectura era errada, él cree que efectivamente hay un cambio y que el segundo tiempo del Gobierno se vislumbra más gradual.

-Hoy en una escala de 1 a 10, ¿qué tan cerca del Gobierno se siente?

-Me siento demócrata cristiano y miembro de la Nueva Mayoría. Pero sí tengo cierta discrepancia con la forma en que se ha trabajado en el último año y medio.

-¿Por dónde van esas discrepancias?

-Cuando llegó este nuevo gobierno con mayoría en el Parlamento, se creó un sentimiento en algunos sectores de que había que refundar el país. La frase de la retroexcavadora es un reflejo de eso. También vi que mucha gente no reconocía lo que se hizo en los gobiernos de la Concertación. Inclusive a algunos les daba cierto grado de vergüenza lo que hicimos esos 20 años. Y yo personalmente estoy muy orgulloso, fue la coalición más exitosa de la historia de Chile. Se pasó de un régimen de dictadura a una democracia en una transición pacífica, el país logró gran estabilidad. Y a muchos se les olvida que fuimos capaces de derrotar en gran parte la pobreza, que era una aspiración del último siglo en Chile. Y esos dos elementos trajeron nuevos desafíos. Hoy hay una gran clase media que consume, que tiene poder de compra, capacidad de exigir y es justamente eso lo que actualmente trae dificultades.

-¿A qué atribuye este sentimiento de vergüenza del pasado de la Concertación?

-Creo que es gente que no vivió muy bien la historia de Chile y creo que fue un error de diagnóstico. Se pensó que este nuevo sector de consumidores empoderados quería cambios radicales. Y eso no era así.

-¿Por qué Cieplan ha estado tan fuera de la discusión? Son pocos los miembros que han dado a conocer públicamente sus opiniones.

-Cieplan es una institución que tiene 40 años. Fue creada el 76 y ha hecho un tremendo aporte a este país. Cuatro de los seis ministros de Hacienda que ha tenido la Concertación y la Nueva Mayoría han sido investigadores de Cieplan y hoy cada investigador es libre de opinar y actuar en la forma que estime conveniente. No tenemos una opinión como Cieplan respecto a los temas. Hay una gran diversidad y distintas sensibilidades.

-Usted también se ha mantenido muy bajo perfil desde su salida del Gobierno. ¿Por qué hablar ahora?

-Creo que algunas cosas han cambiado. La presidenta tuvo el coraje de hacer un cambio de gabinete, cambiar todo el comité político, incluido el ministro de Hacienda, cosa que no ocurría desde los años 90. Y hoy se han reconocido algunos de los problemas que tuvimos en el primer tiempo y estoy muy esperanzado con este segundo tiempo. Creo que el discurso con el que han entrado el ministro Burgos y el ministro Valdés es muy alentador. La única forma de avanzar con éxito, es priorizando, que es justamente lo que está haciendo hoy el nuevo gabinete. Y el discurso del ministro Valdés me interpreta muy bien. Que hay que poner énfasis en el crecimiento, en la creación de empleo, en los equilibrios macroeconómicos y en el tema de la productividad. Porque si realmente queremos que en este país se disminuyan las desigualdades permanentemente en el tiempo, el país requiere crecer y estamos un poco olvidados del tema del crecimiento.

-Entonces usted es de los que leyó que el nombramiento de Burgos y Valdés era un giro más hacia el centro y escuchó más la palabra “realismo” que “sin renuncia”…

-Uno siempre tiende a oír lo que quiere oír (se ríe). Pero aquí más importante que las palabras, los eslóganes y las frases, son los hechos. Y éstos indican que la presidenta hizo un cambio. Estos procesos no son instantáneos, hay que esperar que se readecúe el nuevo gabinete y que se fijen las nuevas prioridades. Y eso va a tener un grado de tensión interna durante un cierto período, pero finalmente se va a encontrar el rumbo que la presidenta ha instruido a sus ministros.

-¿Cree efectivamente que ella ha instruido esto después del resultado del cónclave y de la entrevista que dio hace dos semanas?

-Siempre he dicho que en el mundo político hay que ver los hechos más que las palabras y éstos, inclusive después de las palabras de la presidenta, las actitudes de Burgos y Valdés han sido muy positivas. Ese nuevo discurso del Gobierno es lo que me importa y valoro.

-Pero es evidente que hay tensiones grandes en la Nueva Mayoría…

-Evidentemente, como dijo el senador Walker, hay matices. Y creo que, eso debe resolverse dentro de la Nueva Mayoría. Éste debe seguir siendo un gobierno de centroizquierda y no tan de izquierda como ha ocurrido en algunos momentos. De repente se ha cargado más hacia la izquierda y es bueno que vuelva a su origen: la centroizquierda. Y que se hagan las reformas como hay que hacerlas, con estudios previos, análisis, buscando acuerdos dentro de la Nueva Mayoría y afuera también. Porque este país se ha construido en gran medida gracias a que se ha llegado a acuerdos con gente que piensa distinto a quienes están en el gobierno. Ese nuevo discurso está calando muy fuertemente en la opinión pública y el país.

«Éste debe seguir siendo un gobierno de centroizquierda y no tan de izquierda como ha ocurrido en algunos momentos. De repente se ha cargado más hacia la izquierda y es bueno que vuelva a su origen”.

La DC

-Está complicada la posición de la DC. Incluso se especuló con que el ministro Burgos podría renunciar y algunos hasta ponen en duda que el partido llegue hasta el final del gobierno como parte de la coalición…


-Hay discrepancias al interior de la Nueva Mayoría y al interior de la Democracia Cristiana, pero eso parte del juego democrático. Tenemos que acostumbrarnos que cuando hay muchas personas pensando, va a haber mucha discrepancia. Es importante, y así lo hizo la Concertación siempre, buscar los mecanismos que permitan llegar a acuerdo al interior de la coalición de gobierno. Y creo que el discurso de Burgos y Valdés apunta justamente hacia eso.

-Claro, pero la diferencia es que hoy está el PC en la Nueva Mayoría empujando mucho más hacia la izquierda…

-Yo espero que a futuro la DC tenga mayor peso dentro del Gobierno. Que sean más oídos sus planteamientos. Los han escuchado poco en algunas partes. Yo creo que la lealtad hacia el Gobierno no implica incondicionalidad, es una lealtad con opinión.

-¿Cree que para que la DC sea más escuchada debe ponerse más dura a la hora de votar, por ejemplo, proyectos de ley que empuja el Gobierno?

-Creo que hay que pedir mayor debate prelegislativo y también en el Congreso. La ley tributaria entró a la Cámara de Diputados y se aprobó prácticamente sin discusión. Esa forma de legislar no es la más conveniente. Y hemos visto que hoy vamos a tener una segunda ley tributaria para corregir los defectos de la primera.

-Otro punto de desencuentros es la reforma laboral. La pelea hoy está centrada en si se va a permitir el reemplazo interno en huelga, pero no hay señales del Gobierno de ceder en eso.

-Hay que tener muy claro que lo que sucede en la negociación colectiva, no sólo impacta a los trabajadores que están en el sindicato, impacta a terceros, a los que no están en el sindicato, a los consumidores y a los trabajadores que están sin trabajo. Entonces, debe ser una ley equilibrada con poder de negociación para los sindicatos, pero que no dificulte el acontecer económico. Hoy, una amplia gama de economistas de la Nueva Mayoría han planteado la importancia, cosa que yo comparto absolutamente, de que haya reemplazo interno en caso de huelga en la empresa. Y también que el sindicato titular tenga un mínimo de quórum para que sea efectivamente representativo de los trabajadores de dicha empresa. Tener un mercado laboral muy rígido, puede dificultar a futuro el nivel de empleo.

-La semana pasada el ministro Valdés asistió a una reunión privada en Cieplan, ¿Le plantearon estas aprensiones?

-Rodrigo Valdés trabajó en Cieplan. Y nosotros hacemos desayunos con personas relevantes en los que se discute en mucha profundidad y en privado temas de interés nacional. Es una forma muy útil de poder discutir con franqueza.

-¿Y fue una conversación franca?

-Fue una conversación franca y estaban los investigadores de Cieplan más algunos invitados, entre ellos Ignacio Walker.

-¿Quedó más tranquilo o más inquieto después de la reunión?

-Le tengo tremenda confianza a Valdés. Está muy bien enfocado.

-El tema es que la presidenta lo escuche. Y eso es lo que muchos ponen en duda hoy.

-Bueno, la presidenta escuchó bastante al ministro de Hacienda de su gobierno anterior. Y si ella ahora hizo un cambio de gabinete es porque quiere un cambio. No tendría mucho sentido cambiar a los ministros para que todo siga absolutamente igual. Y el discurso de Valdés ha marcado cierta pauta, en términos de poner el crecimiento como eje central, de reconocer los errores de la ley tributaria. Este país tiene que seguir creciendo, no hay otra forma de enfrentar los cambios.

-¿Cree que el ministro Alberto Arenas se equivocó?

-Conozco al ex ministro Arenas desde que trabajó en Hacienda en los años 90. Pero creo que hubo un error en el enfoque de las reformas. Y hay que decir que no sólo fue él, hubo mucha gente que empujó esto. No se midió correctamente el impacto que tendrían para el país las reformas laboral, educacional y tributaria. Se dijo que la tributaria no afectaría el crecimiento y sí lo hizo. Hubo exceso de voluntarismo, por sobre la realidad que impone limitaciones, siempre.

Sobrevivir

-¿Cuál es su diagnóstico para la economía?


-Creo que en este país se juntaron dos elementos. Uno externo por el fin del ciclo de los commodities, que fue tan positivo en el pasado y que generó un boom en las inversiones mineras que hoy disminuyen por la caída del precio del cobre. Y dos, hubo reformas en Chile que crearon un ambiente que hizo que el sector privado perdiera incentivos para invertir. Y, desgraciadamente, las señales externas no son muy positivas. Sobre todo porque el Banco Central se va a haber enfrentado en el corto plazo, una vez que la FED suba las tasas de interés, a una decisión complicada. ¿Va a subir la tasa para evitar una fuga de capitales? No pueden subirla porque quieren que el país se reactive. Chile va a enfrentar una disyuntiva importante.

-Pero más allá de los capitales globales, muchos inversionistas locales están prefiriendo invertir fuera de Chile.

-Aquí lo que se requiere es crear más confianza en la economía chilena, tanto en los inversionistas como en los consumidores. Y eso se logra con buenas políticas. Este segundo tiempo es alentador desde ese punto de vista.

-2016 tampoco se ve muy auspicioso…

-El 2015 ya está jugado, y el 2016 no va a tener tasas de crecimiento muy altas, pero va a ser mejor que este año.

-¿Topamos fondo en términos de incertidumbre?

-En la vida nunca se topa fondo con nada. Pero creo que todos los indicadores nos muestran que vamos hacia un camino a recuperar la confianza.

-¿Cree que la Nueva Mayoría sobreviva este gobierno?

-Creo que la Nueva Mayoría es un pacto de gobierno para este gobierno y así va a llegar hasta el fin del mandato de la presidenta Bachelet.


“Hoy, una amplia gama de economistas de la Nueva Mayoría han planteado la importancia, cosa que yo comparto absolutamente, de que haya reemplazo interno en caso de huelga en la empresa”.

-¿Se termina después de este gobierno, entonces? ¿Podrá, dada sus diferencias internas, dar con un candidato único para 2017?

-Eso es ciencia ficción. Y los economistas somos muy malos para proyectar el futuro. Hemos adquirido una experiencia de no hacer muchos pronósticos.

-Pero en vista de las diferencias y estos llamados de la DC por ir más hacia el centro, ¿estarían las condiciones en Chile para generar un nuevo referente de centro?

-La política es siempre muy dinámica y todo puede ocurrir. Pero lo que veo hoy dentro de la Nueva Mayoría es que lo más probable es que se llegue a mecanismos internos para seguir gobernando hasta el fin del mandato de la presidenta Bachelet.

-La presidenta Bachelet dijo que no se preocupa de las encuestas, pero hoy su popularidad está en los niveles más bajos de cualquier presidente desde el retorno de la democracia. ¿Le preocupa?

-Eso es un problema, porque a todos nos gustaría que el presidente tuviera un alto apoyo de la ciudadanía, pero eso implicaría que estuviera haciendo las cosas bien. Si el Gobierno retoma el rumbo que ya se ha anunciado, probablemente vamos a ver algunas mejorías en las tasas de aprobación.

-¿Cómo ve hoy a Eyzaguirre? Algunos lo sindican como la persona a la que más escucha la presidenta y, en parte, el responsable de este giro más a la izquierda del Gobierno.

-Para ser franco, me gustaba mucho más la versión Eyzaguirre 2000 que la 2014. Espero que hoy, como ministro general de la Presidencia se acerque más a eso.

-¿Cree que cometió errores como ministro de Educación?

-Aquí hubo un error. Lo más importante que tenía que hacer el Gobierno era mejorar la educación pública en Chile, que es la que más afectada está en su calidad. Y eso implicaba el cambio al estatuto docente, dar a los profesores mayores niveles de ingreso y de reconocimiento y también mayor grado de exigencia. Y ellos en vez de optar por abordar esos temas de educación pública, prefirieron legislar sobre los colegios particulares subvencionados. Fue un error de las prioridades. En la educación pública están los sectores más vulnerables de Chile.

¿Sebastián 2017?

-¿Fue a la gala de Los 33? ¿Caminó por la alfombra roja?

-(Se ríe) No, no fui. No me invitaron.

-Pero me imagino que se enteró de que su hermano Sebastián fue ovacionado en la gala.

-Hay que reconocer que Sebastián fue el gran impulsor del rescate. Desde el primer día se jugó el 100%, arriesgó muchísimo y logró lo que quería. Creo que esa tozudez que él tiene, aquí fue muy productiva. Logró algo que pensamos que era imposible.

-Hay muchos que le han dado una lectura política a esta ovación y que sería el inicio de la próxima carrera presidencial.

-Este país tiene el vicio de que siempre se está hablando de los candidatos presidenciales.

-¿Topamos fondo en términos de incertidumbre?

-En la vida nunca se topa fondo con nada. Pero creo que todos los indicadores nos muestran que vamos hacia un camino a recuperar la confianza.

-Pero es un hecho que le tiene ganas a un segundo gobierno.

-De que tiene posibilidades, las tiene, pero falta mucho. Dos años y medio, no hay que precipitarse. Concentrémonos en hacer un buen gobierno, él tendrá que concentrarse en hacer una buena oposición y más adelante veremos quiénes van a ser los candidatos.

-¿Cuál diría que es un mejor gobierno, el de su hermano o el actual de Michelle Bachelet?

-Siempre es complicado evaluar el gobierno de un presidente que es hermano de uno. No es cómodo. Ambos han tenido muchos aciertos y dificultades. Pero me sentí muy cómodo trabajando en el gobierno de Sebastián. Por algo me quedé.

-¿Se iría a trabajar nuevamente a su gobierno si volviera a ser presidente?

-Yo en el BancoEstado fui nombrado por la presidenta Bachelet y él me confirmó. Pero como dice el presidente Aylwin, cada día tiene su afán. Ahí veremos.

-Ha dicho que siempre va a apoyar a su coalición. Dependiendo de las opciones, ¿estaría dispuesto a cambiar su voto para apoyar a su hermano?

-Soy demócrata cristiano hace más de 40 años. He estado en todos los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría y ahí están mi corazón, mis sentimientos y mis lealtades. Ahora, cuando el candidato es un hermano mío, siempre me acojo a la quinta enmienda norteamericana y digo que el voto por suerte es secreto.

-¿Qué pasaría, por ejemplo, si la Nueva Mayoría ungiera como candidato a Marco Enríquez Ominami?

-No es un ejercicio que me gustaría hacer.

-Pero es uno de los candidatos que hoy está más o menos perfilado.

-Cuando estén los candidatos en la cancha ahí tomaremos las decisiones, pero adelantarse y crear escenarios hipotéticos es un ejercicio que no tiene utilidad.

-¿La DC debería ir a primarias o llegar con un candidato directo a la presidencial?

-Creo que debe llevar un candidato a las primarias, eso potencia el pensamiento demócrata cristiano y es la oportunidad para dar a conocer lo que nosotros pensamos. Esperamos que el candidato que en ese momento esté más vigente dentro de la coalición sea demócrata cristiano. Pero eso va a depender del voto popular.

-¿Quién es el mejor aspectado hoy dentro del partido?

-La Democracia Cristiana tiene varios, pero creo que Ignacio Walker es un buen candidato. Él viene saliendo de una presidencia exitosa y se ha perfilado bien.

-¿Sería su candidato de la DC?

-Entre los que están hoy corriendo, sí.

-¿Cómo ve la opción de Andrés Velasco? ¿Cree que existiría una posibilidad de que la DC lo apoyara?

-Andrés Velasco, que también trabajó mucho tiempo en Cieplan, fue un gran ministro de Hacienda de la presidenta Michelle Bachelet y en el último tiempo ha hecho un gran aporte a Chile en dos áreas. Una que mostró una liberalidad que el país no conocía mucho. Y lo otro es que tuvo la valentía de hacer públicos algunos cuestionamientos respecto a la forma en que se estaban implementando los proyectos de ley en el Gobierno. Es una persona que ha demostrado que tiene capacidad de lidiar en el sector público y hay que ver qué pasa.

-¿Podría apoyarlo la DC?

-Hoy día no hay espacio, pero la política es muy dinámica.

-¿Cree que le pegó muy fuerte el caso Penta?

-Creo que lo golpeó, pero ya salió del problema.

-Y en el caso de su hermano Sebastián, las investigaciones que apuntan a las boletas pagadas por Bancard a ejecutivos como Jaime de Aguirre y Mario Conca, ¿podrían afectar su opción presidencial?

-No conozco el caso muy en detalle, pero lo que sí sé es que él no está siendo investigado por la fiscalía. Conozco sólo lo que ha salido por la prensa. Hay que dejar que la fiscalía y los tribunales funcionen y no adelantar juicios. •••



“Es preocupante que TVN haya perdido liderazgo en la televisión”

-Cómo ex director ejecutivo de TVN, ¿tiene algún diagnóstico de la crisis que está atravesando?

-Yo dejé TVN hace más de diez años y hay un tremendo cambio. En ese entonces competíamos dos canales: Canal 13 y TVN. Hoy hay dos canales más y ha entrado el cable y los medios digitales, internet y se ha complejizado mucho, y va a ser difícil que la televisión vuelva a tener el rol tan preponderante que tuvo hace diez o quince años. Pero recordemos que la televisión es cíclica y hay que tener la entereza para saber que en algún momento la situación va a cambiar. Los ratings son muy cambiantes. Pero sí es preocupante que TVN haya perdido liderazgo en la televisión chilena. Porque es el único canal público que no está sometido a intereses económicos, políticos ni religiosos. Es un canal nacional y es importante que tenga mayor relevancia. Y en ese sentido, creo que la actual directora cuenta con todas las aptitudes para hacerlo.

-Lo complejo acá es que también está en discusión si TVN debe dejar de ser autosustentable o si debe tener algún tipo de subsidio.

-Yo soy partidario de que la televisión pública no tenga subsidio directo del Estado. Si el Estado quiere mejorar la calidad de la educación, que haga un subsidio para un programa bueno de cualquier canal. El día que haya una inyección directa de recursos del Estado de Chile a TVN, mantener la independencia del Gobierno va a ser muy difícil. Y uno de los grandes atributos que ha tenido TVN desde los años 90, es que con dimes y diretes, ha sido un canal independiente del Gobierno.

Fuente: Revista Capital

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