En el marco del sexagésimo aniversario de Icare, el directorio de la corporación entregó el premio mayor a la Institucionalidad Económica Chilena, representada en el ex ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, y por el actual titular de las finanzas públicas, Felipe Larraín

Con un claro llamado a hacer frente a la denominada «trampa del ingreso medio», el ex ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, realizó una reflexión de cuál debe ser el camino que debe seguir Chile para lograr esa meta. «De cada diez países de ingreso medio de los últimos 40 años, ocho se han quedado estancados», afirmó Foxley. Al respecto, definió cuales son los riesgos que se debe enfrentar para no caer en esa situación.

El primer punto es la pérdida de la cohesión social, que a juicio de Foxley puede ser perjudicial en el camino al desarrollo. «Producto del crecimiento de la economía, más de 2 millones de personas han dejado de ser pobres», lo que a su juicio, está incubando insatisfacciones en una naciente clase media que no puede pagar la educación, la salud, y los créditos que solicita para hacer frente a sus necesidades. Tal como expuso, se debe hacer frente en un plazo breve a las «demasiadas desigualdades presentes en el país», carencias que «alimentan un descontento e incluso una pérdida de cohesión social, que puede ser un factor desestabilizador de la democracia y de la economía».

Un segundo punto es que las economías no sean capaces de aumentar la competitividad y la productividad. Acá, según Foxley, el rol del sector privado es «fundamental», debiendo aprovechar la capacidad de crear nuevos productos y diversificar mercados.

El tercer punto presentado es la eficacia de las instituciones políticas. Según el economista «estamos perdiendo el tiempo de construir mayorías que miren el largo plazo, y debemos construir consensos, como por ejemplo en el tema de la energía eléctrica». «Se observa un escaso liderazgo en el Ejecutivo y el Congreso para solucionar este tipo de problemas», enfatizó.

Para concluir, el ex ministro de Hacienda de Patricio Aylwin manifestó su interés de que se retome ese liderazgo, que sí se observó durante la consolidación de la democracia. «Debemos preocuparnos por la vida de los otros y no solo por la de uno mismo», concluyó.


«Se observa un escaso liderazgo en el Ejecutivo y el Congreso para solucionar este tipo de problemas»

«El próximo gobierno debe abrir el diálogo»

Tras su participación en la premiación de Icare, Foxley conversó con DF.

– Usted planteaba la necesidad de fortalecer las instituciones para lograr el desarrollo, ¿cómo se logra eso de cara a un próximo gobierno?
– La primera prioridad es fortalecer la cohesión social y tener objetivos claros que se implementen en un plazo relativamente breve para disminuir las desigualdades, y, sobre todo, atender a las necesidades económicas de la clase media. Es evidente que hay un descontento latente en la sociedad que hay que enfrentar, y el próximo gobierno y el Congreso van a tener una responsabilidad enorme para hacerlo con rapidez y con resultados efectivos.

– ¿Cómo ve la capacidad de las distintas coaliciones de lograr eso?
– Este es un momento de campaña electoral donde es lógico que en cualquier democracia se expresen la diversidad de puntos de vista y visiones programáticas. Lo importante es que el próximo gobierno, si tiene una mayoría política y social amplia, va a tener todas las posibilidades de abrir un diálogo con los sectores más diversos porque las tareas son muy urgentes, y no solo lograr que la economía crezca más de 5%, sino que mejorar la inclusión social, hay tareas nacionales que requieren acuerdos políticos amplios que hay que recuperar inmediatamente después de la elección presidencial.

– ¿Propuestas como la reforma tributaria se pueden sacar adelante?
– Toda mi vida he sido miembro de la Concertación y estoy ahí y realmente deseo que el próximo gobierno, si es electa Michelle Bachelet, pueda llevar adelante los objetivos que se están proponiendo. Si en algo hay un acuerdo transversal en el país es que tenemos que hacer un esfuerzo enorme para mejorar la calidad de la educación, reducir sus costos en el caso de la educación pagada y aumentar el acceso a educación superior de calidad para la gente de menores ingresos, y todo eso supone allegar recursos muy importantes y sin duda que una reforma tributaria ayuda a eso.

Fuente: Diario Financiero


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