Llega a 20,7% y promedio población está en 6,2%. Es la mayor brecha desde 1980.

Pese a que ha bajado a niveles históricos, el desempleo continúa siendo un problema para los sectores más vulnerables. Según las estadísticas del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, que reporta información para el Gran Santiago -34 comunas de la Región Metropolitana-, la tasa de desocupación del primer quintil se ubica en 20,7%, lo que equivale a 3,4 veces el indicador general (6,2%); la mayor brecha registrada desde 1980.

En el análisis, el desempleo disminuye a medida que aumenta el nivel de ingresos. De hecho, sólo el 1,8% de la población en edad de trabajar del quintil más rico se encuentra desocupada. Esto es una diferencia de casi 12 veces con el segmento más pobre.

Para David Bravo, director de Microdatos, las cifras indican que el acceso al mercado laboral de los sectores con menos recursos se ha vuelto más difícil. Añade que la tendencia se constata al observar la tasa de ocupación -empleados como porcentaje del total en edad de trabajar- por segmento socioeconómico. Si en junio la población ocupada del Gran Santiago llegó a 55,8%, al desagregar por quintiles, el indicador fue de 34,4% en tramo de menores ingresos -su menor nivel en tres años- y superó el 60% en los dos tramos más ricos.

“Lo que se desprende es que la gente del primer quintil tiene menos posibilidades de encontrar trabajo (…) El mayor desempleo de este quintil se relaciona con un menor nivel de ocupación del mismo segmento respecto del total de la población”, explica Bravo.

En los últimos 30 años, la tasa de desocupación del segmento más vulnerable ha caído 23,9 puntos porcentuales. Sin embargo, a la luz de las diferencias observadas entre los grupos socioeconómicos, Bravo sostiene que “en el tiempo, el desempleo ha caído en todos los quintiles, pero se ha resistido más a bajar en el quintil de menos ingresos”.

¿Soluciones?

Según los expertos, se requieren medidas específicas, como mejorar la capacitación y elevar la cobertura de los subsidios de empleo, incluso avanzando a una cobertura sin distinción de género ni edad. “Se necesita un mecanismo de apoyo para encontrar trabajo. En Chile no tenemos un sistema de información laboral que funcione bien, pero sí hay subsidios que podrían mejorarse”, dice Bravo. Platea que el subsidio al empleo actualmente vigente para jóvenes y mujeres podría extenderse a todo el primer quintil.

La misma idea propone Andrea Repetto, académica de la Escuela de Gobierno y Directora Centro de Políticas Laborales de la Universidad Adolfo Ibáñez. “Deberíamos potenciar los subsidios al empleo. El bono que entregan es muy tímido. Creo que hay que moverse a algo más ambicioso, como que el subsidio beneficie a todos los trabajadores de menores ingresos, independiente de la edad o género (…). Lo demás es mejorar la capacitación, la educación, pero eso demora”, afirma. 

Jorge Rodríguez, economista de Cieplan, agrega que “pese a que estamos prácticamente en pleno empleo, la desocupación del quintil más pobre es casi 12 veces más alta que la del quintil más rico”. Bajo su análisis, “estas cifras muestran que aún en períodos de bonanza económica hay grupos de la población que quedan fuera del mercado del trabajo. Esto significa que el crecimiento económico no basta para beneficiar a este grupo, que quizá enfrenta problemas más estructurales en términos de las habilidades que pueden ofrecer en el mercado laboral”.


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