En esta crónica publicada por el diario boliviano La Razón, el presidente de Cieplan, Alejandro Foxley, advierte que es necesario «lograr una nueva articulación social y política que permita acelerar el crecimiento y el empleo y evitar que se acrecienten los focos de descontento y se fortalezcan los partidos nacionalistas y populistas».
La constatación de que América Latina no aprovechó la bonanza de los últimos años para resolver sus problemas estructurales ha multiplicado los llamamientos a acometer de una vez por todas las reformas requeridas para el despegue definitivo de una región que no ha entrado en 2015 con el pie derecho.
Con un panorama internacional caracterizado por la incertidumbre, una desaceleración del crecimiento económico regional, una acusada caída de los precios del petróleo y las materias primas y varios países de la región, como Venezuela, Argentina, Brasil, México y Haití, en crisis por motivos que van más allá de la economía, no es de extrañar que 2015 ya haya recibido el calificativo de difícil. La última en usarlo ha sido hoy mismo Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el organismo que a fines de 2014 certificó que la región desperdició «su tiempo de bonanza».
Bárcena, que asiste a la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Costa Rica, lamentó que el «ciclo de altos precios en materias primas no fue suficientemente aprovechado por todos para apuntalar un cambio en las estructuras productivas, la inversión en tecnología y el conocimiento».
Tampoco sirvió, según cifras divulgadas por la Cepal esta semana, para avanzar en la importante reducción de la pobreza lograda entre 2005 y 2012, cuando el índice regional pasó de 39 % a 28 %.
Hoy, igual que a fines de 2012, sigue habiendo un 28 % de pobres en la región, lo que equivale a 167 millones de personas, y la indigencia no solo no bajó, sino que aumentó del 11,3 % de 2012 al 11,7 % en 2014.
Hay excepciones, como Paraguay, El Salvador, Colombia, Perú y Chile, donde la pobreza sí ha seguido disminuyendo, pero aun es un problema estructural de la región y la Cepal considera que ha llegado la hora de aplicar políticas públicas para dotar a la población de servicios básicos con el fin de que puedan cruzar la línea que les separa de los pudientes.
Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional, también opina que América Latina y el Caribe está obligada a poner en marcha «profundas reformas estructurales dirigidas a cambiar su modelo de desarrollo y adecuarse estratégicamente al nuevo contexto global».
IDEA (siglas en inglés del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral) es uno de los organizadores del foro «La hora de las reformas: ¿Qué debe hacer América Latina para convertirse en una región más democrática, próspera, equitativa y segura?».
En el foro que comienza hoy en Santo Domingo participan expresidentes, economistas, analistas y periodistas que tratarán de responder a preguntas como «Adiós a la bonanza, bienvenida la nueva realidad: las reformas que América Latina necesita para no repetir su historia».
Zovatto considera que la ralentización económica y la puesta en marcha de una agenda de reformas estructurales, incluyendo un ajuste económico, pueden abonar el terreno para que «en el 2015 ciertos países padezcan un eventual incremento del malestar social y una gobernabilidad más compleja».
En el mismo sentido se pronunció recientemente en un artículo para la revista Qué pasa el exministro y economista chileno Alejandro Foxley, que ya advirtió a fines de 2014 que «el mayor riesgo» para América Latina era ser «víctima de su propio éxito».
A juicio de Foxley, hay que lograr una nueva articulación social y política que permita acelerar el crecimiento y el empleo y evitar que se acrecienten los focos de descontento y se fortalezcan los partidos nacionalistas y populistas.
Las protestas y el descontento ya se han dejado ver en 2015. En Perú el Gobierno se ha visto obligado a derogar una ley de empleo juvenil contestada desde las calles y en Haití la oposición organiza a diario manifestaciones para pedir la dimisión del presidente Michel Martelly, en medio de una grave crisis política e institucional.
En México continúa la movilización social por la desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero que ha marcado la escena política desde fines de septiembre y ha puesto al Gobierno en el centro de todas las críticas.
En Argentina, que al igual que Venezuela se contrajo económicamente en 2014 según los organismos multilaterales, el caso de un fiscal que acusó a la presidenta Cristina Fernández de presunto encubrimiento de terroristas iraníes y fue hallado muerto a los pocos días ha hecho caer la imagen del Gobierno y el ruido de cacerolas se ha sentido en las grandes ciudades del país.
En Brasil, donde el Gobierno ha respondido a la desaceleración económica con un plan de ajuste, los sindicatos, incluido el vinculado al gobernante Partido de los Trabajadores, protestaron hoy en una decena de ciudades por los recortes de los subsidios laborales.
En Venezuela, donde se registraron manifestaciones antigubernamentales de febrero a mayo de 2014, la oposición convocó el pasado domingo a «una marcha de ollas vacías» para reclamar por el desabastecimiento de productos básicos y pedir un cambio de modelo económico.
Fuente: Ana Mengotti, diario La Razón.