En visita a Argentina: Alejandro Foxley, ex ministro de Finanzas, explica las claves del descenso del índice de un 30 a un 12% en la década del 90. Acuerdo entre el Gobierno, empresarios y sindicatos.
No pretende dar recetas, consejos o manuales de uso para la Argentina. Alejandro Foxley, ex ministro de Finanzas durante la presidencia de Patricio Aylwin (1990-1994), prefiere no meterse en debates ajenos y sólo explicar cómo hizo Chile para bajar la inflación.
Sin embargo, es tan sólo una experiencia que podría ser útil para el país, donde la estimación del Congreso ubica la suba de precios en un 25% anual. En el marco del seminario anual de la consultora abeceb.com en Buenos Aires, Foxley compartió su fórmula ante empresarios y periodistas, porque “los problemas y los desafíos son comunes” en la región. “La inflación es un fantasma en América Latina, que va y se viene, va y se viene”, aseguró.
¿Y por qué se lo conoce como uno de los conductores del “milagro económico chileno”? En la transición democrática tras la dictadura de Augusto Pinochet., el economista bajó la tasa de inflación del 30 al 12,2% anual en tan sólo cuatro años.
Chile tiene desde ese entonces lo que se conoce como “metas de inflación”, una política monetaria que permite proyectar y controlar la suba de precios. Para 2012, el Banco Central estima una inflación anual de entre 2 y 4% para el país.
A continuación, las claves de un plan para combatir el “fantasma” que hoy asusta a la Argentina:
1. Equilibrio fiscal: Foxley dijo que se debe obtener “a cualquier costo”. “Creímos que era necesario mantener un superávit en las cuentas fiscales de 2% del PIB al año. Más allá de la búsqueda del equilibrio, el objetivo más importante es “dar confianza”. La idea era ahorrar ese 2% para prepagar deuda pública, y hacer una política contracíclica. “Cuando la actividad económica baja, el Gobierno lo tiene que asumir”, aseguró.
2. Banco Central autónomo: tras la dictadura, el economista negoció un estatuto con el ministro de Hacienda de Pinochet para instaurar un Banco Central autónomo, “pero autónomo con mayúsculas”. En este sentido, explicó que el banco tenía “una meta fundamental de control de la inflación” y el ministerio ayudaría con ese objetivo.
3. Mesa tripartita: el Gobierno se tiene que entender y poner de acuerdo con empresarios y sindicatos para poder bajar la tasa de inflación. “Tiene que haber un acuerdo social amplio, se debe conversar con todos los sectores”, destacó el ministro de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Michelle Bachelet. Esta mesa tripartita se hacía dos veces al año, en abril y en noviembre. Los aumentos salariales se pactaban con la inflación futura, y no con la pasada.
“Los trabajadores entendieron que debían hacer un sacrificio pensando en el largo plazo, aunque molestara en el corto”, dijo Foxley. Con los empresarios fue lo mismo. “Desconfiaban de nosotros, pero les mostrábamos lo que estábamos haciendo en materia fiscal y en la apertura de la economía”. Y agregó: “Nos sentamos esa mesa tripartita y siempre llegamos a un acuerdo con temas macroeconómicos y de salarios”.
4. Reforma tributaria: se basó en subir más los impuestos a aquellos que podían pagarlos. “Al principio estaban todos en contra, pero empezamos a explicarlo”. Según Foxley, este cambio fue impulsado por el Gobierno con un “sentido de solidaridad”.
Con 35 votos contra tres, finalmente se aprobó el aumento tributario, también para “ser creíble con el mundo social” de que se quería bajar la pobreza, de un 40% en ese momento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) a estima que la pobreza es del 15% en la actualidad, pero hasta en Chile hay desacuerdos con las cifras, pues el Gobierno la estima en 14,4 por ciento.
Fuente: Infobae