Autor: Patricio Meller
Fuente: Revista Minería Chilena (Exponor 2019)

La consultora internacional Boston Consulting sugiere que la minería que habrá en un futuro no muy distante será similar a lo que vemos en la película La Guerra de las Galaxias. 

Se van a enviar robots al espacio para que exploren y exploten yacimientos existentes en los asteroides. Aquí, en el planeta Tierra, tendremos enjambres de robots tipo A autónomos que van a extraer el material, robots tipo M que se encargarán de molerlo y miniaturizarlo, y robots tipo L que efectuarán el proceso de lixiviación. Como estos operarán bajo tierra no habrá impacto ambiental y todo será teledirigido por ingenieros que estarán sentados cómodamente en sus oficinas a cientos o miles de kilómetros de distancia.

Pero hay varios factores que dificultarían que la minería chilena evolucione hacia ese escenario. La primera pregunta es ¿quién implementaría algo así?

Se esperaría que estuvieran involucrados los CEO de las compañías, pero el estudio reciente sobre productividad en la Gran Minería (Comisión Nacional de Productividad) muestra que el factor central de ineficiencia está concentrado en un menor uso de la maquinaria y de los equipos. En otras palabras, el factor capital es utilizado entre un 12% y 15% menos de lo que es usual en las operaciones internacionales. Esto es ocasionado por una “falla gerencial” por el capital humano calificado: profesionales y equipo gerencial. 

¿Entonces?

Aquí surge la segunda pregunta. La Revolución Industrial 4.0 representa un cambio de era, estamos transitando del mundo de los átomos al mundo de los bits, donde este último funciona digitalmente. Por tanto, deberá digitalizarse todo: empresas, Estado, trabajadores y personas. 

Sin embargo aparecen datos como el siguiente: una encuesta del año 2018 a más de mil CEO de 19 países desarrollados muestra que 86% de los ejecutivos manifiesta que sus compañías no están listas para este cambio y que no tienen el capital humano adecuado y con las calificaciones necesarias para enfrentar la Revolución Industrial 4.0.

¿Podrían estar mejor las compañías mineras chilenas?

Insertarse en la Revolución Industrial 4. 0 implica la inversión de una gran cantidad de recursos. Aquí tenemos un doble problema porque nuestro país destina sólo el 0.37% del PIB a la Investigación, Desarrollo e Innovación, es decir, menos de la cuarta parte de los países de la OCDE

Por otra parte, la minería en general es uno de los sectores productivos que menos gasta en Innovación, a diferencia de otros que destinan más del 10% de las ventas en I&D, como biotecnología (23%), semiconductores (17%), software (15%), farmacéutica (15%), telecomunicaciones (11%). En cambio, la minería- en el mundo- destina menos del 1% de las ventas totales como gasto en I+D+i. 

En Chile, en tanto, las grandes empresas mineras que aquí operan sólo destinan el 0.3% de las ventas a I+D+i (más del 50% corresponde a CODELCO).

¿Cómo se financiaría la cuantiosa inversión necesaria para adquirir la tecnología moderna tipo Star Wars vinculada a la Revolución Tecnológica 4.0? Hay un importante gasto adicional en el cual habría que incurrir, con el fin de capacitar a ejecutivos, profesionales, técnicos y trabajadores para que comprendan y manejen las nuevas tecnologías.

La envergadura de los recursos requeridos hace necesaria la generación de consorcios colaborativos, pero ¿puede haber una minería colaborativa? 

La evidencia muestra que hay poca o nula colaboración entre compañías mineras, tanto interna como externamente. Aquí en Chile lo hemos comprobado con las empresas que tienen yacimientos cercanos, donde cada una prefiere construir sus propias desaladoras y sus propios relaves. Obviamente hay economías de escala en la construcción de estos, por tanto cada compañía pierde importantes montos de dólares perjudicando a sus accionistas.

Si no hay cooperación para la construcción de algo relativamente simple, como es la construcción de un relave, entonces ¿cómo podría haberla para la implementación de procesos complejos de digitalización y robotización?

Tenemos entonces falta de recursos importantes de financiamiento y una grave escasez de capital humano adecuado. Así será difícil que la minería chilena se incorpore a la Revolución Tecnológica 4.0, menos aún si tampoco hay consorcios colaborativos. Entonces, cabe preguntarse ¿cuán competitiva será en el futuro?

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