Autor: Alejandro Foxley
Fuente: Revista Qué Pasa

Mientras el Este de Asia sigue aumentando su liderazgo comercial en el mundo y en América Latina, nosotros en el Cono Sur no parecemos estar aprovechando las oportunidades. Muchas veces repetimos que “las empresas chinas nos ganan”, como si se tratara de un dogma con efecto paralizante.

Sin duda las diferencias son sustanciales. El comercio intra-regional en América Latina llega a duras penas a un 20%, mientras que el del Este de Asia es de un 50%. Históricamente los datos tampoco son muy alentadores. En 1965 teníamos una participación en el comercio mundial casi idéntica con Asia. Hoy, América Latina tiene entre un 6% y un 8%, mientras que la del Este de Asia alcanza un 30%. Partimos la carrera en igualdad de condiciones y medio siglo después nos hemos quedado atrás. La pregunta entonces es cómo recuperamos los kilómetros perdidos.

Una clave, a mi juicio, es potenciar a Brasil para ganar terreno como un bloque integrado de economías que se enfrentan al desafío asiático. Algunos pensarán que el liderazgo de Brasil podría convertirse finalmente en una amenaza desde el punto de vista económico para otros países del Cono Sur. Yo creo que no. Estoy convencido de que la integración regional es un juego win-win y que ése es el camino para ser más competitivos en el comercio mundial. El ex canciller brasileño Celso Amorin decía que su país tenía que mirar a América del Sur como un mercado interno que se suma al de Brasil. Éste es un punto estratégicamente fundamental. El aumento de escala de producción, como una etapa intermedia para mejorar la competitividad, la puede encontrar Brasil en los mercados internos de Sudamérica y de Latinoamérica. Y nosotros tenemos que ser capaces, con astucia y con inteligencia, de entregar los incentivos para que las empresas brasileñas vean en nuestros mercados una posibilidad real de liderazgo frente a los países de ingreso medio del Este de Asia. ¿Qué tipo de incentivos? Potenciar los negocios hacia el Asia-Pacífico. Así como Australia en su momento inventó el concepto “Somos Australasia”, ¿por qué no invitamos a Brasil para trabajar juntos en ese desafío? ¿Por qué no decimos “Somos Latinasia” para marcar una nueva etapa comercial en la historia de Latinoamérica? Abramos las puertas a las empresas brasileñas para recuperar competitividad a través de la integración regional. Al mismo tiempo, hay que crear nuevas normas para que nuestras industrias puedan seguir trabajando en el mercado interno brasileño.

Por eso es tan importante potenciar la Alianza del Pacífico, donde México también debería jugar un papel central, considerando que México y Brasil son, indiscutiblemente, los grandes líderes regionales. Yo no creo que México esté condenado a tener una relación comercial exclusiva con Estados Unidos. Ellos se están abriendo a Europa y al Este de Asia, además de mirar hacia el Sur.

Nuestro desafío es que la Alianza del Pacífico termine ampliándose a una “Asociación del Pacífico Latinoamericana”. Por eso el esfuerzo debería estar dirigido a la integración de los aparatos productivos desde el bottom up y no desde el top down.

Avanzar desde las cumbres presidenciales y los tratados que terminan convirtiéndose en “células dormidas”, hacia una integración comercial y productiva. Ésa es la oportunidad histórica que nos da la Alianza del Pacífico y que no deberíamos desperdiciar.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *