Lea la entrevista al presidente de Cieplan y ex canciller, Alejandro Foxley, publicada en El Mercurio, sobre el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés).

Entre marzo de 2006 y marzo de 2009, Alejandro Foxley lideró el Ministerio de Relaciones Exteriores, y fue una pieza central en los orígenes del P4, el primer acuerdo de asociación económica estratégica que incluyó a Chile, Brunei, Nueva Zelandia y Singapur, y que se transformó en la piedra angular del TPP.

La ex autoridad recuerda que dos de las principales motivaciones para avanzar en el P4 fueron la frustración por el nulo avance del tema del libre comercio en APEC y los resultados de la última reunión de la OMC, que en mayo de 2008 terminaron en un tremendo fracaso en Ginebra.

Foxley recuerda que tras su paso por Ginebra tomó un avión a Australia para firmar el TLC Chile-Australia y que aprovechó esa instancia para hablar con las autoridades de ese país e invitarlos a formar parte del P4.

En agosto de 2008, la Presidenta Michelle Bachelet autorizó a Foxley para formalmente sumar a otros países a la iniciativa. Y en septiembre de ese año, en la Asamblea de Naciones Unidas, EE.UU. informó que quería entrar al P4. «Inmediatamente se sumó Perú. Vietnam dijo que tenía interés y Japón dijo que no podía en ese momento, pero que lo vería más adelante», recuerda.

-¿Por qué China no figuró en esta historia, siendo que es parte del APEC?

«Para nosotros era muy importante China, pero sabíamos que dentro del APEC, China no se había manifestado a favor de un área de libre comercio en el Asia Pacífico y que sería extremadamente difícil sumarla. Además, había una disputa sumergida, que sigue presente hoy, entre EE.UU. y China. Sin hacerlo explícito, EE.UU. ha empujado mucho el TPP asumiendo que con esto forma parte de una valiosa iniciativa con valor geopolítico».

-Ya cerradas las negociaciones del TPP, ¿hay que sumar a China?

«Es muy importante lograr algún tipo de entendimiento entre el TPP y China. Entendemos que eso no es factible en el corto plazo, pero sí se puede hacer un acuerdo que incluya temas de cooperación comercial, eliminación de algunas barreras, reglas comunes en materia de inversión, etc.».

-¿Cuáles son las principales oportunidades comerciales que abre el TPP?

«Viendo lo que pasa con el cobre, para Chile resulta urgente diversificar exportaciones, y un camino obvio es darle un estímulo al sector agrícola, forestal y pesquero en los países del TPP. Japón es un mercado interesante. Sin embargo, acá no son suficientes las ganas; se requiere de un cambio de enfoque».

«Se van a producir tendencias más importantes para enfatizar diálogos público-privados, que las agencias de promoción de inversión jueguen un papel central para que los empresarios que no han estado en la región asiática lleguen ahí, las empresas exportadoras de alimentos tendrán que asociarse con otros países para poder abastecer la demanda y las universidades tendrán que cumplir un rol en materia de idiomas y aspectos culturales».

«Hay un elemento en el TPP que es central, que es el principio de acumulación de reglas de origen. Ese es un estímulo para ver dónde hay insumos de mejor calidad a precios más bajos. Eso genera mejores condiciones de competitividad».

-¿Pero ahí las entidades públicas deberán generar redes y asumir nuevos roles?

«Debe haber un apoyo público. Esto requiere un cambio de enfoque en todas las agencias gubernamentales que tienen algo que ver con temas de productividad y exportaciones, pero además en los gremios empresariales nacionales y regionales. Este es un proceso innovador productivo, entonces es un cambio de mentalidad».

-¿Y qué riesgos ve?

«Dependerá de la actitud que tomen los distintos actores. En este tipo de acuerdos no es que el grande le gane al chico, acá el rápido le gana al lento, y eso es clave que se entienda pronto en Chile. Si nos quedamos de brazos cruzados, éste será un tratado más que no tendrá efectos significativos».

-¿Debiese el TPP impulsar el crecimiento del país?

«En el clima que se vive en el país, esta es una de las iniciativas que debiesen ser motivantes y estimulantes para que la economía recupere el crecimiento. Un buen catalizador para una nueva fase».



«Si nos quedamos de brazos cruzados, este será un tratado más que no tendrá efectos significativos»

Alejandro Foxley

Fuente: Mercurio

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