Autor: Manuel Marfán
Fuente: La Tercera

Darwin recorrió Argentina acompañado por gauchos conocedores de su territorio. En las noches ellos preparaban el campamento, el fuego y la cena, y compartían todos juntos momentos de buen recuerdo para el científico. En su recorrido por Chile lo acompañaron huasos que también preparaban el campamento y cocinaban. La cena, sin embargo, se servía por separado para los “futres” y los huasos, que comían en silencio. Darwin no tuvo un buen recuerdo de esa experiencia. Es que, como dicen en el campo, el aceite y el vinagre no se juntan.

¿Y cómo es ahora? La respuesta es compleja. Por una parte hay cada vez más chilenos tolerantes con las diferencias. El machismo va en retirada y es sancionado socialmente. Mayoritariamente acogemos a los inmigrantes, aceptamos cada vez más el derecho a diferentes preferencias sexuales que no involucren a menores de edad, la discriminación social es políticamente incorrecta, y así. Falta todavía mucho por avanzar, pero caminamos en la dirección correcta. Pero por otro lado, mientras la tolerancia hacia las diferencias avanza, la convivencia con los diferentes retrocede. Los barrios urbanos siguen acogiendo a los iguales. Las amistades se dan entre personas con estilos de vida, temas de interés y edades parecidas. Los grupos de Whatsapp, las amistades de Facebook, los seguidores de Twitter tienden a agrupar a los iguales. Los nuevos grupos de presión se forman a partir de exigencias similares en su interior, pero distintas a las de otros grupos de presión. Esta tendencia es mala para la democracia. Una sociedad de guetos es difícil de gobernar.

Escribo esto a propósito de la visita que realizó la nueva directiva de la máxima confederación de empresarios (la CPC) a la CUT. 

Me llamó la atención, para bien, los cambios recientes en las cúpulas empresariales. Mi imagen es que los empresarios se juntan y debaten frecuentemente entre ellos mismos y, a veces, se reúnen con la autoridad o gente de la política. Pero algo está cambiando. 

Las reuniones que organizó Alfredo Moreno en Las Majadas durante su presidencia de la CPC expusieron a los empresarios a invitados especiales muy lejanos al mundo de los negocios. 

El éxito de Máximo Pacheco como ministro de Energía se debió, en parte importante, a que juntó a empresas eléctricas con regantes de la agricultura y llegaron a acuerdos fructíferos. El Plan Forestal 2016-2035 de Chile fue el esfuerzo mancomunado de representantes de grandes empresas forestales, ONGs ambientalistas, mapuches y autoridades, entre otros. ¡Notable! Ojalá que este novedoso gesto de la CPC y la CUT también lleve a construir buenos y nuevos acuerdos. 

En lo que a mí respecta, me encanta mezclar el aceite con el vinagre. Las ensaladas quedan mejores. Y la buena política también es mejor.

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