Quien fuera el primer ministro de Hacienda a quien le correspondió relacionarse con un banco autónomo, valora la importancia de mantener los canales abiertos, particularmente cuando la economía sufre un shock principalmente interno de la envergadura del actual.

Distintos capítulos convirtieron a Alejandro Foxley en un referente de la historia económica del país desde el retorno a la democracia. No sólo fue el coordinador del programa político social de Patricio Aylwin, el primer Presidente elegido democráticamente tras 17 años de dictadura, sino que también su flamante Ministro de Hacienda. Y, en medio de esas andanzas, fue la contraparte decisiva para conformar el debutante consejo del Banco Central autónomo.

Luego de 30 años de vida de la nueva institucionalidad, el economista democratacristiano y líder de Cieplan destaca tres elementos que se conjugaron para un buen funcionamiento: la presencia del Ministro de Hacienda, contemplado en la Ley, para asistir a las sesiones del consejo del Central, con derecho a opinar pero sin derecho a voto; una relación de confianza recíproca con Andrés Bianchi y los consejeros -incluidos los herederos de la administración anterior-; y, finalmente, que dicha instancia asumió que eran autónomos pero parte de un cuadro más general de gestión.

El mejor resumen de la experiencia del ente emisor, subraya, pasa por “la excelencia de su equipo humano, alta capacidad analítica y rigor en el cumplimiento de su mandato. Y esto tampoco se ha visto alterado con esta idea de mantener la representatividad de las sensibilidades”.

De ahí que no duda en plantear la importancia de que el banco mantenga su carácter independiente en el contexto del debate de una nueva Constitución, entendiendo que su labor es controlar la inflación y promover la estabilidad financiera.

– ¿Y esta mantención de la autonomía del Banco Central amerita otro tipo de consideraciones? ¿Qué sugiere el actual contexto?

– Es necesario mantener la autonomía del Banco Central. Pero tal como lo ha señalado el Presidente del Banco, Mario Marcel, su tarea es también coordinar su accionar con el Ministerio de Hacienda, particularmente cuando la economía sufre un shock principalmente interno de la envergadura del actual.

En esta situación ambos deben coordinarse para usar las holguras de las que disponen a partir del ciclo económico previo, que permitió acumular reservas, y usarlas ahora para aminorar los efectos negativos del shock en la actividad económica y en el empleo. Esta coordinación está ocurriendo hoy día.

De hecho, hay un Banco Central que actúa con flexibilidad a través de la intervención cambiaria y de una buena coordinación con Hacienda.

– Siempre un buen argumento para no cambiar las cosas es cuando están funcionando bien. ¿Pero en el actual contexto hay margen para pensar en algún tipo de perfeccionamiento?

– El Banco Central debiera liderar reformas que permitan un monitoreo adecuado de la carga de endeudamiento de las personas, instalando un registro unificado de datos. He participado de ese esfuerzo por años y no hemos logrado un acuerdo en el Congreso, ni el apoyo de la superintendencia para llevarlo adelante.

La gente se endeuda con múltiples acreedores, llegando típicamente a un sobre-endeudamiento del que nadie puede responder. Esto desestabiliza la economía. Hay default y se genera un shock financiero desestabilizador.


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