Con destacados participantes de Chile, América Latina, Europa y Estados Unidos, Cieplan realizó el viernes 24 de septiembre un taller de análisis de políticas económicas denominado «Crisis, Ajuste Macro y Perspectivas».

El día 24 de septiembre de 2010 se realizó en Santiago de Chile el segundo workshop de análisis de política económica y políticas públicas, en el marco del proyecto “Desarrollo, Cohesión Social y Democracia” que ejecuta CIEPLAN en el marco de un convenio con el PNUD, la Unión Europea, el Banco Mundial, FIIAPP e IDEA Internacional. El primer workshop se realizó el 28 y 29 de julio en Santiago, abordando temas de políticas públicas y cohesión social. 

El objetivo general de este workshop fue reunir a un grupo de expertos en política económica que entregara su visión acerca de cómo la crisis financiera internacional ha golpeado al mundo y a América Latina, su perspectiva futura, y cómo ésta afectó a la cohesión social. 

A este taller acudieron 17 investigadores de distintos países de Latinoamérica y de la Unión Europea, más el público invitado compuesto por académicos chilenos. Durante todo el día, el grupo tuvo oportunidad de analizar cuatro áreas temáticas relativas a la crisis internacional. 

Los cuatro paneles fueron moderados por los investigadores sénior de CIEPLAN Alejandro Foxley, Patricio Meller y José Pablo Arellano.

Los participantes fueron: Augusto de la Torre (Banco Mundial), Vittorio Corbo (CEP-UC), Mauricio Cárdenas (Brookings Institution), Alvaro Espina (Ministerio Economía y Hacienda del gobierno español), Gustavo Nombela (Fundación Ideas, Madrid), Elena Panaritis (M.P. Pasok, Atenas), Juan Alberto Fuentes (Ex Ministro Hacienda de Guatemala) Eduardo Levy Yeyati (UDTD y CIPPEC, Buenos Aires), Gerardo Esquivel (Colegio de México), Francisco Ferreira (Banco Mundial), Roberto Frenkel (CEDES), Humberto López (Banco Mundial) y Andrew Mold (OECD).

Resumen Panel 1: Visión Global de la Crisis
“Resiliencia” fue la palabra de consenso entre los participantes del panel “Visión Global de la Crisis” para describir cómo la región enfrentó la crisis que azotó a los mercados tras la caída de Lehman Brothers hace exactamente dos años. A diferencia de colapsos anteriores de la economía mundial, los países de América Latina no sólo no cayeron por el despeñadero, sino que lograron una recuperación más pronta de lo previsto y las proyecciones de crecimiento son más robustas que lo anticipado.

Las razones esgrimidas para este resultado también son coincidentes: cuentas fiscales más sanas, políticas fiscales contra-cíclicas y sistemas financieros más saludables. A ello se agregó nuevo actor: China. Con sus altas tasas de crecimiento que lo llevan a ser un gran comprador de materias primas, este gigante asiático ha sido el gran impulsor del crecimiento de la región. 

A la hora de analizar cómo la economía mundial llegó a esta crisis, Vittorio Corbo, del Centro de Estudios Públicos de Chile, distingue tres factores. En primer lugar, los factores macroeconómicos que crearon la “oportunidad” para que se gatillara esta situación, a través de la fuerte disminución de las tasas de políticas monetarias por parte de Estados Unidos y Europa y el déficit fiscal sostenido de los países industrializados, entre otros. En segundo lugar, las distorsiones en el sistema financiero que generaron la “voluntad” de aprovechar las oportunidades anteriores. Estas distorsiones llevaron a una “euforia general” (exuberancia irracional, según Shiller), acompañadas de una falta de rigor en el gobierno corporativo de las instituciones financieras. El tercer ingrediente para crear lo que muchos han llamado “la tomenta perfecta” fue la falla en la supervisión y regulación del sistema financiero.

En el caso de América Latina, a juicio del economista jefe para América Latina del Banco Mundial. Augusto de la Torre, los mismos elementos que antes nos llevaron a dolorosos períodos de rececesión, son los que se mejoraron y evitaron el colapso: un tipo de cambio flexible, políticas fiscales contracíclicas y sistemas financieros más saludables.

Sin embargo, pese a las cifras azules, el consenso es que no es tiempo de “complacencia”, como lo expresó Mauricio Cárdenas, de Brookings Institution. Aún queda un largo camino por retomar las cifras de crecimiento anteriores a la crisis y avanzar en el gran objetivo de desarrollo: disminuir la porfiada brecha de inequidad que afecta a todos los países de la región.

Los riesgos están a la vista: el alto ingreso de capitales producto de la bonanza en el precio de los commodities; una política monetaria sobrecargada para controlar la inflación, y la apreciación de las monedas locales. A juicio de Mauricio Cárdenas, entre los principales problemas de la región están la baja productividad, las bajas tasas de inversión, un mercado laboral con mucha informalidad y la falta de infraestructura, al que calificó como el “gran cuello de botella” para el crecimiento y el aumento de la productividad.

Para De La Torre, la forma de enfrentar estos desafíos es seguir poniendo el énfasis en las metas estructurales de las política contracíclicas, un fuerte ahorro fiscal y bancos centrales más activos. En ello coincide Cárdenas: “Vemos espacios para que los bancos centrales sean más “creativos” y tenga un rol más activo”. 

De aquí a unos cinco años el desafío que ve Cárdenas es aún mayor. Según sus cálculos después de ese período el crecimiento de China disminuirá y dejará de ser el gran motor de crecimiento de la región ¿Qué pasará después de China?, se pregunta, y deja lanzada la inquietud.
A nivel mundial, afirma Corbo, la principal inquietud de los mercados es el debilitamiento de la recuperación en Estados Unidos, Japón y Europa y los problemas de solvencia pública en Irlanda y el sur de Europa. ¿La buena noticia? Los países emergentes –China, India y Brasil–crecen con fuerza.


Resumen Panel 2: Crisis, Ajuste y Efectos Políticos en Europa

Los efectos de la crisis de fines de 2008 fueron particularmente dolorosos para Europa. Como en ningún otro continente, el “pinchazo” de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, llevó a los países de la Unión Europea a sufrir los “pinchazos” de sus propias burbujas, con el desplome de sus mercados, el aumento del desempleo, una drástica caída del crecimiento y el aumento de sus déficits fiscales a niveles alarmantes.
Entre los países más afectados están indiscutiblemente España y Grecia, las dos naciones analizadas durante el panel “Crisis, Ajuste y Efectos Políticos en Europa”.

En el caso de España, Gustavo Nombela, de la Fundación Ideas, recordó que durante los 15 años entre 1993 y 2007 España vivió un verdadero milagro, con un crecimiento del PIB y tasas de creación de empleos entre las más dinámicas de la UE. Para Alvaro Espina, del Ministerio de Economía y Hacienda de España, fueron parte de “la década maravillosa” de ese país.

Estos años de gloria, precisa Nombela, llevaron a que el ingreso per cápita de los españoles se igualara al de sus vecinos, a mejorar las cuentas públicas, a modernizar su infraestructura y lo que es más importante: crear 8 millones de empleos, que correspondieron al 30% del empleo neto creado en Europa en los 15 años de su análisis.

Sin embargo, en la base de este “milagro” estaban las debilidades del modelo de crecimiento español: se basaba principalmente en el sector de la construcción, con una baja productividad, fuertes flujos externos y fuerte endeudamiento, tanto de las empresas como de las familias. 
Tras la debacle del sistema financiero de Estados Unidos, el contagio hacia Europa fue inmediato. La burbuja inmobiliaria de España estuvo entre las primeras en reventar. Pese a que su sector financiero estaba relativamente sano y no necesitó el rescate del Estado, se vio profundamente afectado por el desplome del sector inmobiliario, lo que llevó a la paralización del crédito. 

La reacción inicial del gobierno fue aumentar el gasto, pero a principios de 2010 surgieron los rumores, injustificados según Nombela, de un “riesgo de impago” de la deuda española que hizo insostenible esta política. 

La única solución fue sumarse a la política de “ajuste” impulsada por Alemania para la Unión Europea. Al igual que los otros países, ello ha significado una reducción de los salarios y una reducción de la inversión pública. Asimismo, están en marcha una reforma laboral y una reforma al sistema de pensiones. Obviamente, a nivel político, esto significó que el gobierno de Rodríguez Zapatero sufriera un importante desgaste en su popularidad.

“La crisis mostró en forma brutal las debilidades del modelo de crecimiento español”, afirmó Nombela. Ahora es la oportunidad de revertir esto y aumentar la inversión en investigación, desarrollo e innovación y especializar la economía en nuevos sectores de mayor productividad.

A la hora de sacar las lecciones, para Nombela esta primera gran crisis del siglo XXI puede impulsar una mayor coordinación de las políticas económicas de la UE y el consenso de la necesidad de regular los mercados. Para Espina, por su parte, es necesaria una estrategia conjunta de la UE y recomienda al G20 reequilibrar el Régimen de Bretton Woods II.

En el caso de Grecia, la parlamentaria del Pasok y ex economista del Banco Mundial, Elena Panaritis, recuerda que su país también vivió su propia “dédada milagrosa” en los años 70-80, con un crecimiento promedio de 6% y la creación de la mayor flota comercial del mundo. Esa bonanza llegó después de años de guerra, pobreza y dictadura, lo que impulsó a las autoridades a entregar fuertes beneficios a la población. Con esta crisis, esos beneficios se volvieron insostenibles.

Pero esa no fue la única razón del impacto de la crisis en Grecia. También contribuyó un Estado poco eficiente, que nació de un modelo importado de Francia y Alemania que necesitó de ajustes que resultaron en un enjambre de leyes y organismos inoperantes. 

La economía del país quedó atrapada en antiguas vulnerabilidades: rigidez empresarial y un sector público sobredimensionado que no paraba de crecer. Todo ello estaba escondido “bajo la alfombra” por su política fiscal y el financiamiento de la deuda externa.

Panaritis coincide con los economistas españoles en que es necesario construir un nuevo modelo económico, basado en una mayor productividad y que se hagan las reformas, tan dolorosas como necesarias: reforma de pensiones, laboral, del Estado, acompañadas de mejores cifras estadísticas, una mejor recaudación tributaria y medidas atractivas para la inversión.

A su juicio, la crisis de Grecia, sirvió como una suerte de “despertador” para el resto del mundo, al advertir la urgente necesidad de mantener una política fiscal ordenada. Se trató de una advertencia que le da un margen al resto mundo para ajustar sus políticas y evitar crisis similares en el futuro, afirmó.


Resumen Panel 3: Crisis y Ajuste Macro en América Latina

A estas alturas sabemos que América Latina sorteó bastante bien la crisis financiera y económica global que se desató a partir del colapso del mercado inmobiliario estadounidense y del derrumbe de Wall Street en septiembre de 2008. A diferencia de crisis mundiales anteriores, en términos generales, la región se vio favorecida por dos razones. La primera, es que muchos países aplicaron políticas contra-cíclicas que contribuyeron en gran medida a amortiguar los efectos de la crisis. La segunda, y condición de la primera, es que muchos países de la región habían acumulado suficientes reservas durante los años anteriores de auge en la exportación de commodities, lo que permitió contar con suficientes recursos para aplicar dichas políticas.

En este panel se discutieron en mayor detalle el caso de Centroamérica, Argentina y México. 

Al principio de la crisis, todo presagiaba que Centroamérica se vería fuertemente afectada. La región no tiene el perfil de exportador de materias primas como algunos países de Sudamérica, por lo que no pudo aprovechar el enorme motor que significa el apetito de China por los commodities. Además, es una región que depende mucho de la economía de Estados Unidos. Sin embargo, Centroamérica no cayó tanto como se esperaba, aseguró en su exposición Juan Alberto Fuentes, ex ministro de Hacienda de Guatemala.

Según Fuentes, ello se debió a que la región no estaba expuesta a los “instrumentos tóxicos” de la crisis inmobiliaria estadounidense y a que sus mercados financieros están menos desarrollados. Además, gracias a recursos externos entregados por instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, varios países de la región también aplicaron con éxito políticas contra-cíclicas. Mirando hacia adelante, los grandes desafíos de Centroamérica son la seguridad, aumentar la productividad y reformas fiscales, afirmó el ex ministro.
El economista y académico argentino Eduardo Levy analizó la situación de ese país en su exposición titulada “El milagro argentino”. Según Levy, ese país creó a partir de la crisis de 2001 de manera casi accidental un peculiar tipo de modelo económico. “Y los Kirchner profundizaron este modelo fortuito”, afirmó. Este modelo consiste, básicamente, en un papel activo del fisco. “En los últimos 10 años Argentina siempre ha ejecutado políticas pro-cíclicas”, dijo. Así, durante la crisis Argentina siguió aplicando las mismas medidas expansionistas que antes de la crisis. Si bien estas políticas han servido para reducir la pobreza, la otra cara de la moneda es una “inflación regresiva y crónica”. Además, por primera vez en 10 años, el país corre el peligro de terminar con su superávit en la cuenta corriente.

Tal vez el país latinoamericano que más se vio afectado por la crisis global fue México, cuya económica se contrajo más de 6% en 2009. La enorme dependencia que ese país tiene hacia Estados Unidos –80% de sus exportaciones tienen como destino el vecino del norte, mientras que las divisas que envían los casi 30 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos se han convertido en un estímulo económico por sí mismo—le pasó la cuenta a México. Según Gerardo Esquivel, economista del Centro de Estudios Económicos Colegio de México, cuando los efectos de esta crisis pasen, “básicamente estaremos donde partimos hace 20 años”, cuando se iniciaron las reformas económicas bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.


Resumen Panel 4: Impacto de la crisis en el desarrollo económico y social de América Latina

Este panel se enfocó en mayor detalle en analizar el impacto más amplio y de largo plazo que la crisis puede tener en el desarrollo económico y social de la región. Humberto López, economista jefe del departamento de América Central y el Caribe del Banco Mundial, enfatizó que el tema de la seguridad es una barrera clave que impide un mayor desarrollo de Centroamérica. “Los costos de la violencia son una desventaja para la empresas centroamericanas”, afirmó. Además de la violencia social, una infraestructura poco desarrollada y problemas de corrupción siguen impidiendo que la región alcance su potencial de desarrollo.

En general, casi todos los expertos que participaron en este panel coincidieron en que los impactos sociales de la crisis fueron mucho menores a lo anticipado. Para Francisco Ferreira, investigador del Banco Mundial, una de las razones es que muchos países latinoamericanos expandieron considerablemente sus redes de protección social durante los últimos 10 años, lo que permitió amortiguar los efectos de la crisis. Así, la pobreza en la región aumentó 0,4 durante la crisis, “mucho menos de lo esperado”. Además, algunos países, en especial de Sudamérica, se beneficiaron de su diversificación comercial, en especial hacia Asia, cuyas economías siguieron creciendo y que demandaron muchos insumos generados en Sudamérica, desde mineral de hierro a la soja.

Andrew Mold, economista sénior de la OECD, analizó un fenómeno que denominó “el traslado de la riqueza” (Shifting Wealth), resaltando el papel cada vez más fundamental que desempeñan las economías emergentes en el mundo. Mientras que en 1990 60% del PIB mundial correspondía a países de la OECD y 40% a países que no pertenecen a la OECD, hacia 2014 esta relación se invertirá. “Los países emergentes han pasado a ser acreedores netos, mientras que antes eran los que se endeudaban”, afirmó. 

Dado este escenario global, los grandes desafíos que se debe plantear la región es potenciar el comercio sur-sur y también aprovechar el “efecto chorreo” que una pujante Brasil puede tener sobre las economías vecinas.

Según este economista, América Latina también ha logrado establecer una relación más sana con Estados Unidos en términos de exportaciones con valor agregado. Si antes la región sólo exportaba materias primas, hoy muchos de sus envíos, desde vinos a aviones, tienen un componente de mayor elaboración y, por ende, de mayor valor comercial.

Fuente: CIEPLAN


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