Ex ministro advierte que mejores expectativas “no son suficientes” y plantea que el decreto fiscal del gobierno es “poco ambicioso”.

José Pablo Arellano está expectante ante el momento económico y político. El economista de la UC, con un doctorado en Harvard, valora las cifras de actividad que dieron cuenta de un primer trimestre dinámico y que llevaron al Banco Central a revisar el piso del crecimiento esperado para este año. Sin embargo, cree que es temprano para cantar victoria.

El investigador senior de Cieplan y exministro de Educación plantea que una expansión más sostenida de la actividad pasa por aumentar la productividad y la inversión, tareas que deben realizarse a un ritmo “más rápido” que el actual.

Arellano -quien lideró la Dirección de Presupuestos entre 1990 y 1996- analiza la mantención de la tasa de impuesto corporativo en 27% que sentenció el presidente Sebastián Piñera, argumentando que si bien la situación fiscal no justificaba una reducción de la carga tributaria, sí considera que la tasa corporativa es “alta” comparada con los países de la OCDE.

– ¿Podemos hablar de una reactivación consolidada tras el Informe de Política Monetaria?

– Los datos de crecimiento de los primeros meses han sido algo superiores a lo esperado, incluso considerando la baja producción minera en la base de comparación del año pasado. Sin embargo, tal como señala el IPoM, no hay factores para pensar que tendremos un crecimiento claramente más alto. Las mejores expectativas son importantes, pero no suficientes. Además, por el aumento del precio del petróleo actual y proyectado enfrentamos un deterioro en los términos de intercambio, deteriorando el ingreso nacional.

Necesitamos avanzar más rápido en materia de inversión y productividad, que son los factores necesarios para sustentar un crecimiento más alto para los próximos años.

– ¿Cómo ha visto en general los tres primeros meses del gobierno?

– A diferencia del gobierno anterior del presidente Piñera, me parece positivo que se ha evitado crear expectativas desmedidas y hacer promesas difíciles de alcanzar o descalificaciones de los gobiernos anteriores. Al mismo tiempo, celebro el esfuerzo por construir acuerdos amplios para abordar los desafíos que tiene el país. Sólo de esa forma se encontrarán soluciones duraderas.

– Usted tuvo un rol clave en los primeros años de la transición. Piñera ha buscado reforzar la idea de los acuerdos. ¿Hasta ahora se ha logrado eso?

– Es muy temprano para evaluar el resultado de los acuerdos que se están promoviendo. En la Comisión de la Infancia se logró un resultado muy valioso. Eso es auspicioso.

El gobierno está obligado a construir acuerdos con sectores de la oposición porque, al igual como ocurrió durante todos los gobiernos de la Concertación, no tiene mayoría en el Congreso. El segundo gobierno de la presidenta Bachelet fue el único desde la vuelta a la democracia que tuvo mayoría en ambas Cámaras y eso llevó a desvalorizar los acuerdos y facilitó un clima de mayor polarización. Los países progresan cuando construyen acuerdos amplios, eso da sostenibilidad a los cambios.

– ¿Qué le parece la mantención en 27% de los impuestos a las empresas en la reforma tributaria?

– Hace tiempo que he estimado que la situación fiscal no permite rebajar la carga tributaria. Al mismo tiempo, es importante estar conscientes que 27% es una tasa alta comparada con las tasas vigentes en los países de la OCDE. De 35 países con datos comparables, solo en 7 la tasa que grava las utilidades de las empresas es mayor al 27%. Además, en Chile hay pocas exenciones, por tanto la base gravada es amplia. Esto nos obliga a ser más competitivos en otros aspectos para compensar el desincentivo a la inversión que significa pagar impuestos comparativamente más altos.

– ¿Qué conclusiones se pueden sacar de las polémicas en torno al mayor déficit fiscal estructural y los gastos comprometidos?

– Esas polémicas no deben distraernos respecto de una realidad clara que nadie puede cuestionar. Este será el sexto año con déficit fiscal. Según las últimas proyecciones oficiales, al 2021 vamos a completar nueve años con déficit.

El gasto del gobierno que más creció en los últimos años es el gasto en intereses por la deuda. En los últimos cuatro años subió en más de 50%, llegando a US$ 2.200 millones en 2017. Las polémicas sobre medición del déficit estructural no deben hacernos perder de vista esta realidad que es la que hay que abordar.

– Usted dijo en marzo que la situación fiscal en Chile la consideraba como “amenazante”. ¿El escenario actual refuerza esa idea?

– El escenario que me llevó a decir hace ya bastante tiempo que la situación era amenazante se mantiene.

– ¿Qué le parece el decreto con la trayectoria fiscal anunciado por el gobierno?

– Poco ambicioso teniendo en vista la necesidad de reducir el déficit fiscal por las razones que he dado. Entiendo que hay muchas necesidades de gasto, y que es difícil atenderlas y, al mismo tiempo, reducir el déficit.

Hay una oportunidad para avanzar más rápido. En la medida que se eleve la estimación del precio del cobre de largo plazo y/o el crecimiento tendencial usado para estos cálculos estructurales, habría que avanzar más rápido en la reducción del déficit.

Los cálculos actuales están hechos con un precio del cobre de largo plazo de 2,77 y un crecimiento tendencial de 2,9%. Si en los próximos años se elevan esas estimaciones hay que aprovechar para avanzar más rápido en la reducción del déficit.

– Usted es parte de la comisión presidencial de Desarrollo Inclusivo. ¿Qué temas deben abordarse para dar sostenibilidad al crecimiento y superar la pobreza?

– No quiero adelantarme a lo que serán las conclusiones de la comisión, solo quisiera hacer un par de reflexiones generales.[/b]

En primer lugar, valorar lo que significa que podamos reunir una comisión a dialogar sobre el desarrollo para el largo plazo del país. Esto no es posible en varios de los países de América Latina e, incluso, en algunos países en Europa, que están concentrados en la difícil situación de sus economía. 

Tenemos que valorar y cuidar la estabilidad que muestra nuestra economía, esa es la base para mirar al desarrollo del largo plazo. En esta situación, una comisión como esta puede ayudar a poner en la agenda algunos temas claves para nuestro desarrollo que no están siendo discutidos. Pienso por ejemplo en la gran revolución tecnológica que ya está ocurriendo y que se nos viene con la robotización, la inteligencia artificial, internet de las cosas, etc. Si nos preparamos con tiempo, podemos aprovechar y evitar costos de estas tecnologías.

– ¿Cuál es la fórmula para retomar un crecimiento sostenible?

– Es necesario elevar la inversión que cayó por varios años seguidos y estimular un aumento en la productividad. Las iniciativas para agilizar las inversiones y para facilitar la obtención de permisos que está impulsando el gobierno son valiosas, sin embargo no son suficientes: hay reformas que el gobierno debe impulsar para modernizar el Estado y para facilitar de manera más permanente el proceso de inversión y la mayor productividad.

– ¿Cuánto impacta la volatilidad del tipo de cambio?

– Más allá de la volatilidad, el tipo de cambio se ha depreciado en 5%, lo que es positivo. Al contrario, me preocupaba bastante el tipo de cambio que teníamos en los primeros cuatro meses del año, cuando en promedio fue de $ 602. Ese nivel me parecía muy bajo para estimular las exportaciones y la competencia con las importaciones para los productores nacionales. Para dar impulso sería conveniente un nivel más cercano a los $ 650, que es el promedio de los últimos 30 años dejando fuera los años del súper ciclo del cobre.


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